Opinión

Lágrimas de cocodrilo

El presidente del Euskadi Buru Batzar (EBB) tiene su corazoncito y le asoman los sentimientos. El otro día, en una entrevista concedida a la ETB –la nuestra; o sea, la de los nacionalistas–, después de calificar de «sobresaliente» su relación con Rajoy y apuntar que «siempre se ha portado bien», mientras en sus ojos asomaban unas lágrimas de cocodrilo, añadió: «En lo personal me dio pena lo que hicimos, me tocó, no tengo problema en reconocerlo». El lector sabrá que «lo que hicimos» no fue otra cosa que romper los acuerdos previos entre el PNV y el PP para colocar a Pedro Sánchez en el Palacio de La Moncloa. Ya se ve que la traición tiene mal predicamento entre nosotros, los vascos, y que por eso hay que enterrarla en una efusión sensiblera de tristeza. Las lágrimas lo lavan todo y Andoni Ortuzar, que tiene más conchas que un galápago, lo sabe y lo practica sin rebozo.

Yo, como soy un vasco renegado, no me creo nada de nada. Y menos de Ortuzar, quien en la misma entrevista ha tenido la desfachatez de señalar al PNV como la formación «más generosa con la política española», eso sí, para «favorecer la estabilidad». Por ello, ha negado la razón a quienes sostienen que su partido actúa de una manera egoísta, sólo pensando en sus intereses. Claro que, a la vez, no se ha recatado al señalar que «habrá cambios» en la política penitenciaria con respecto a los de ETA; y ha desvelado también que el presidente Sánchez reconoce la singularidad nacional de Euskadi. Ambos asuntos no forman parte, al parecer, de los intereses del PNV según la versión del jeltzale supremo.

Claro que Ortuzar iba bien avisado cuando concedió sus declaraciones a la ETB, porque unos días antes se habían entrevistado largamente en La Moncloa con Sánchez, mientras el presidente deshojaba la margarita del despido del ministro Huerta. Estaba presente también Aitor Estaban para constatar que, según publica Deia, «ambas partes
–Gobierno y PNV– hablan el mismo idioma». Se refiere el periódico nacionalista al interés mutuo que tienen para alargar la legislatura hasta 2020, el primero porque necesita tiempo para ampliar su base electoral, y el segundo porque tiene pavor al empuje de Ciudadanos –que, con lo de la moción de censura, según el presidente del EBB «se ha quedado fuera de juego ... y eso es una alegría inmensa»–. Pero eso no ha sido todo, porque Ortuzar le planteó a Sánchez la agenda vasca –la pasta para inversiones y la transferencia de prisiones y Seguridad Social– y le pidió sensibilidad para escuchar las demandas de autogobierno del lehendakari Urkullu. Eso sí, sin egoísmo, por puro altruismo.