Opinión
Espejismo socialista
Tras lo ocurrido con el acoso y derribo del gobierno de Mariano Rajoy, seguido de esa epifanía de entusiasmo con el que la mayor parte de los medios de comunicación han saludado el advenimiento de Sánchez, era previsible que la opinión pública mostrara su respaldo al nuevo gobierno. Así lo corrobora la encuesta de NC Report que hoy publicamos en LA RAZÓN. Un 26,3 por ciento de los españoles apoyaría hoy al Gobierno socialista, con una subida del 3,7% con respecto al porcentaje obtenido por los socialistas en las elecciones generales de junio de 2015. Es importante, en particular porque el PSOE se pone por delante del Partido Popular por primera vez en mucho tiempo, pero no es un porcentaje insalvable. El Partido Popular obtiene un apoyo del 25,2 por ciento, frente al 33 % que obtuvo en el año 2015. Pierde, por tanto, un 7,8% de apoyos, un dato más preocupante que la subida del PSOE, aunque no saca al PP de la palestra.
Ciudadanos obtuvo un 13,2% en 2015 y ahora obtendría un apoyo de un 20,6 por ciento. Es una diferencia de 7,5 puntos, casi lo mismo que pierde el Partido Popular. El dato corrobora la nueva volatilidad del voto de centro derecha, que se desplaza con rapidez desde el PP a lo que percibe como la nueva opción en la que sentirse representado. En total, un 45,8% de los encuestados apoyaría al PP
y a Ciudadanos.
Podemos, por su parte, obtendría un 16,2 por ciento frente al 21,2% que consiguió hace tres años. Es un descenso de cinco puntos, también considerable,
y atribuible a la errática política de la formación populista, a los problemas de liderazgo y, seguramente, al hecho de que el PSOE se le haya adelantado en el asalto a los cielos. En total, hoy apoyarían al bloque de izquierdas un 42,5% de los electores.
Lo ocurrido con la moción de censura no habría hecho variar fundamentalmente la posición política de los españoles, que en 2015 votaron en un 46,1 por ciento al PP y a Ciudadanos, frente al 43,8% que respaldaron al PSOE y a Podemos. La gran operación de marketing político ha tenido efectos relevantes, pero por ahora la izquierda sigue a la baja. Es un indicio de que la opinión pública española empieza a estar vacunada contra los golpes de efecto. No es un buen signo para Sánchez. Más aún cuando los apoyos obtenidos en el Parlamento dificultan una alianza entre el PSOE y Ciudadanos.
Aún más inquietante para el nuevo Gobierno es el escaso apoyo que obtienen las medidas estrella puestas en marcha por el Ejecutivo de Pedro Sánchez en estas primeras semanas, Cierto que el 56,1 por ciento apoya la gestión del Aquarius, frente a un 27,1% que la rechaza. Sin embargo, el 56,6% piensa que generará un efecto llamada. El apoyo no es aplastantemente mayoritario, a pesar de la arrolladora operación de marketing buenista, y viene con condiciones. En cuanto al acercamiento de los presos etarras, un 57,7 por ciento está en contra, frente a un 33,3% a favor. El 50,9% de los consultados piensa que Sánchez está haciendo concesiones a los nacionalistas y el 65,8 por ciento piensa que no es una prioridad desenterrar a Franco, como no lo es la memoria histórica para el 57,7%. En total, un 29,6 por ciento de los encuestados respalda las medidas impulsadas estas semanas por el Ejecutivo socialista, un 32,9% muestra cierta tibieza y otro 27,2 por ciento las juzga mal o muy mal.
La macrooperación de imagen del Gobierno no compensaría, por tanto, la falta de apoyos parlamentarios, que evidencian, en definitiva, una falta de respaldo social.
Sánchez y su equipo han puesto en marcha una política destinada a consolidar el efecto de la moción de censura y a empezar a articular una mayoría política alternativa a la de PP-Ciudadanos. Es una acción voluntarista, que apuesta por la radicalización política de la sociedad española. Esta sólo se produce entre los jóvenes. Parece que el espejismo, incluso a pesar de la crisis del Partido Popular, tiene las piernas cortas.
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