Opinión
Montero y Calviño
El Gobierno (o hay que decir la Gobierna) de Sánchez ya ha comenzado a enseñar la patita y ha tirado por el camino fácil, que no es otro que anunciar subidas de impuestos. La diferencia es que los socialistas no han engañado, como sí hizo el PP, que había prometido bajadas de impuestos durante la campaña electoral, y perpetró dos «subidones», con Montoro anunciando estas medidas por televisión mientras se reía. Pero, volviendo a los que «mandan» ahora, con el permiso por supuesto de los otros grupos que apoyaron la moción de censura que desalojó a Rajoy de La Moncloa, las huestes de Sánchez se han despachado con anuncios para subir la fiscalidad del gasóleo y las cotizaciones de los autónomos. Este colectivo se verá afectado de lleno por ambas medidas.
Y, mucho me temo, es tan solo el aperitivo de lo que nos espera. Mientras tanto, habrá que seguir con mucha atención lo que hace la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que no está dispuesta a dejarse comer el terreno por nadie, y menos por su colega de Economía, Nadia Calviño, la aspirante a comisaria europea, aunque esta última presida la Comisión Delegada del Gobierno por Asuntos Económicos. Montero ya demostró con la rapidez en el nombramiento de su equipo que su parcela es suya y que allí manda ella. El problema radica en que lo que Calviño venda fuera, en Bruselas, estará muy condicionado por lo que haga Montero dentro. Se avecina un duelo muy interesante y en el que nos jugamos mucho.
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