Opinión

Soraya y Pablo

Ni Casado es el candidato de Aznar, ni Soraya es la de Rajoy. Simplificar lo ocurrido la semana pasada en este titular es demasiado simplista. Es verdad que Cospedal le bautizó como el favorito de Aznar, pero esos errores de cálculo ya hemos visto donde han dejado a la hasta entonces Secretaria General.

Por otro lado, esta pelea no era la que Rajoy había diseñado. Dicen sus amigos –los de verdad- que no contaba con que Feijóo se rajase; y que solo deseaba un proceso limpio y rápido. Pero las cosas han sido distintas. Y quizá también por eso la noche del recuento, la ganadora contó aquello de que Rajoy le había llamado para darle la enhorabuena. «Y me ha dicho que siga trabajando como hasta ahora». ¿Como hasta ahora? Pues están listos si sigue como hasta ahora.

Pero Casado está en otra cosa. En que el PP necesita un rearme ideológico. Quizá por eso se ha comprometido a convocar una convención extraordinaria sobre principios: «Quiero lanzar un proyecto nacional donde tengamos un discurso reconocible». Y añade: liberalismo sin complejos, bajada de impuestos, derecho a la vida... Entre los votantes del PP muchos piensan que Casado es lo más parecido a Rivera. Tampoco es verdad. Pero sí tiene un mensaje reconocible para la derecha y el centro. Y Soraya debería tenerlo.

La realidad es que en el PP siguen sin darse cuenta de que deben cambiar. Al menos sus dirigentes. Es lógico: quieren seguir con lo suyo. Pero eso ya no vale.