Opinión

Más cansadas que infelices

Los cambios que la incorporación laboral de la mujer ha producido no han terminado. Una nueva autoconciencia femenina, autonomía económica, menos hijos y más divorcios, necesidad de conciliación y reparto de tareas domésticas son caminos abiertos. Pero observo en mi entorno novedades quizá más radicales, mujeres que se separan y dejan los hijos al marido, o que simplemente los abandonan.

Un equipo de la Universidad de Deusto encabezado por Laura Sagnier ha estudiado a quince millones de mujeres (¡!) españolas entre los 18 y los 64 años, internautas todas. Sus conclusiones son muy novedosas y se sintetizan en el libro: «Más cansadas que infelices». Resumo algunas.

Las mujeres de profesión «amas de casa» se dicen bastante felices. Hay un 37 por 100 de señoras que abiertamente se confiesa «fan» de las tareas domésticas.

Parecen estar más satisfechos los miembros de parejas que atienden juntos las tareas domésticas, sin embargo, tras la llegada de los hijos, los padres suelen atender más su vida laboral y las féminas se ocupan más de las labores de casa y los hijos. Quizá por ello el grupo social que se manifiesta más satisfecho con su estilo de vida lo configuran las funcionarias y las que trabajan en el sector público, opción que les permite conciliar mejor.

Muy duro resulta el testimonio –hace años impensable– de las mujeres que se arrepienten de haber tenido hijos. Las «madres realizadas con la maternidad» son mayoría, el 73 por 100 de las que han tenido hijos. Otro 18 por 100 reconoce que volvería a ser madre, pero matiza que no es feliz por el hecho en sí de tener hijos. A su vez, un 9 por 100 configura el grupo de «madres arrepentidas» que dicen que, con la información que tienen hoy, no habrían tenido hijos. ¿Razones? Tres: serias dificultades en la educación, no definirse como «niñeras o madrazas» y, por último, el sobrepeso de haber afrontado solas el cuidado de la prole.

Conclusiones. Las mujeres llevan a sus espaldas el triple de trabajo doméstico y cuidado de los hijos que sus parejas. A este ritmo, faltarían entre dos y tres generaciones para que se igualasen el peso de la madre y el padre. Por el contrario, cada vez más las mujeres aportan económicamente a la familia igual o más que sus parejas. En el 51 por 100 de los casos ambos aportan por igual. En el 28 por 100 lo hacen más los hombres. En el 21 por 100, las mujeres.

Atención, que viene lo grave. Las mujeres que no quieren tener hijos son casi el doble entre las más jóvenes (el 17 por 100 entre 18 y 26 años) que entre las mayores.