Opinión

Planas o la nada

Ayer, en este mismo periódico, la compañera Pilar Ferrer hacía una radiografía de los primeros cien días de Pedro Sánchez y su Gobierno. Salvo en la foto de todos los miembros, donde había una pequeña referencia a Luis Planas, inevitable por otro lado porque aparecía en el retrato, en el texto no se citaba al mismo o al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Es una prueba evidente de que nada hay que contar, de que Planas nada ha hecho digno de reseñar en positivo y de que ha estado prácticamente desaparecido del mapa político y mediático durante estos tres meses largos del nuevo Gobierno. En esto si es campeón, junto a Pedro Duque y, especialmente, junto a otra que vino, como él, de Bruselas, la titular de Economía y Empresa, Nadia «recortes» Calviño. Ambos parecen padecer el síndrome del alto funcionario de las instituciones comunitarias, consistente en creerse por encima del bien y el mal y su obsesión por estar desenfilados de los medios de comunicación. Y una cosa es Bruselas y otra muy distinta la política en Madrid.

En agosto, lo mismo que Calviño, estuvo desaparecido y en las semanas posteriores a su nombramiento anduvo muy ocupado dejando resueltos sus enfrentamientos en el seno del Comité Económico y Social (CES) de la Unión Europea y su situación personal de cara a su jubilación para cuando cese como ministro. En un Gobierno que se ha caracterizado por las continuas rectificaciones a lo largo de estos tres meses largos, Luis Planas ni siquiera ha tenido que hacer una sola enmienda o rectificación, simplemente porque nada ha hecho. Una lástima, con lo bien que pintaba su nombramiento por conocer Bruselas y la Política Agrícola Común.