Opinión

Cuesta de enero catalano-andaluza

José Félix Tezanos envió ayer su carta a los Reyes Magos, en forma de otro barómetro del CIS, que tampoco convence a profetas demoscópicos más fiables. Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera afrontan, mientras tanto, sus respectivas cuestas de enero, con acento catalano-andaluz. Sánchez lo apuesta todo a que el independentismo apoye sus Presupuestos. Puigdemont y Torra no quieren saber nada, pero ERC, con Aragonés a la cabeza –y el visto bueno de Junqueras–, y una parte del PDeCAT, buscan cómo dejar el camino expedito a las cuentas del Gobierno. Sin embargo, necesitan y reclaman un gesto de la Moncloa hacia los políticos presos, y no es fácil. Cualquier traspié repercutirá en las elecciones de mayo, a las que los más cercanos a Puigdemont plantean acudir como «la lista del President». Además, la nueva versión de la sociovergencia, un futuro Govern ERC-PSC, del agrado de Iceta y Junqueras, espanta al PSOE del resto de España y sobre todo al granero de votos andaluz. El independentismo, en donde Joaquin Forn suena como nuevo referente –aceptado por PDeCAT, ANC e incluso Puigdemont– se juega mucho en las rampas de enero, como Rivera y, en menor medida, Casado. Ciudadanos elaboró una estrategia para captar votos del centro izquierda, pero el patinazo de Susana Díaz abrió un escenario diabólico para los «naranjas». No pueden impedir el cambio en Andalucía, pero cualquier apoyo de Vox, los invalida ante la clientela de centro izquierda. Casado, por su parte, no tiene otra opción que esperar y ver qué deciden sus adversarios. Es quien menos tiene que perder. Todo será muy difícil para Sánchez si no alumbra los Presupuestos, y si en la Moncloa creyeran a Tezanos habría elecciones generales ya. Cuesta de enero decisiva.