Opinión
El PSOE se felicita ahora por aquello que criticaba al PP
2018 cerró con 564.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social y con 210.000 parados menos registrados en las oficinas del antiguo INEM. Los datos son indudablemente positivos, por mucho que quepa apreciar en este último ejercicio una cierta desaceleración de la evolución del empleo. España confirma de este modo su quinto año de regeneración de puestos de trabajo desde el inicio de la bonanza económica.
Hasta la fecha, sin embargo, era habitual que la izquierda desdeñara el dinamismo de nuestro mercado de trabajo apelando a que la calidad del empleo creado era pésima. Desde el PSOE y Podemos, quienes jamás aceptaron que una (parcial) liberalización laboral como la acaecida en 2012 pudiera arrojar buenos frutos, se acusaba al Gobierno de Mariano Rajoy de estar acogiendo la creación de empleo precario y pésimamente remunerado. Sí, podía ser que cada año creáramos alrededor de medio millón de nuevas ocupaciones, pero tal hazaña quedaba absolutamente empañada por el demérito que suponía la precariedad.
En poco más de medio año al frente de La Moncloa, empero, el diagnóstico socialista de nuestro mercado de trabajo acaba de girar copernicanamente. En un tuit escrito por el propio PSOE contra el Partido Popular se afirmaba alegremente que «no hay nada como una moción de censura para desalojaros del poder y, en siete meses, crear empleo de calidad y tener salarios dignos». A su vez, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, quiso sacar pecho de un mercado laboral más inclusivo para las mujeres afirmando que «nunca antes hubo tantas afiliadas a la Seguridad Social: casi 9 millones en diciembre, y nunca antes alcanzamos el 46,4% del total. Las cifras son muy buenas y nos dicen que estamos en el buen camino hacia la igualdad laboral real».
Parecería, pues, que lo que hace unos meses resultaba inadmisible, hoy es loable y digno de celebración. Comparemos si no las cifras de afiliación a la Seguridad Social y de paro registrado a finales de 2017 con las experimentadas a cierre de 2018. Así, mientras que este último año concluyó con 19 millones de afiliados (después de aumentar en más de 550.000), 2017 lo hizo con casi 18,5 millones (después de aumentar en más de 600.000). El número de mujeres afiliadas al terminar 2018 fue de 8,8 millones, el 46,4% del total de afiliados, frente a las 8,5 millones, el 46,34% del total, con las que se cerró 2017.
Que conste, por cierto, que el porcentaje del 46,4% se ha rebasado en numerosas ocasiones en contra de lo que dice la vicepresidenta Calvo. En diciembre de 2013, las mujeres representaban el 46,41% del total de afiliados; en diciembre de 2014, el 46,4%; en marzo de 2016, el 46,44%; en abril de 2016, el 46,45%; y en abril de 2017, el 46,4%. Finalmente, la cifra de parados descendió en 210.000 personas durante 2018, frente a las 290.000 que cayó en 2017.
En todo el año, se suscribieron 22,3 millones de contratos, de los cuales 2,2 millones fueron indefinidos: el 10,2% del total; mientras que en 2017 se firmaron 21,5 millones, de los cuales 1,9 millones fueron indefinidos: el 8,9% del total.
¿Observan ustedes algún cambio radical en la evolución de las cifras de afiliados a la Seguridad Social y de paro registrado? No, en esencia porque las dinámicas que operaban en 2017 son las mismas que han operado en 2018: crecimiento económico dentro de un marco institucional caracterizado por la reforma laboral de 2012. Que el PSOE denostara hasta mayo de este año la evolución del mercado de trabajo español y, en cambio, la aplauda desde entonces, únicamente se debe a su aprovechamiento electoralista, antes y ahora, del drama ocupacional de millones de parados españoles.
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