Opinión
Cuentas de estadista o figurante
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, apura los últimos ajustes del Proyecto de Presupuestos que aprobará el Gobierno el viernes. Son el penúltimo intento del superviviente Pedro Sánchez de prolongar la legislatura más allá del verano. «En España, el que resiste gana», insistía Cela, paisano de Rajoy, otro doctorado en aguante. El tiempo, ahora, juega a favor y en contra del inquilino de la Moncloa. El paso del calendario le permite seguir en la presidencia, pero reduce sus opciones de elegir el momento que más le convenga para convocar elecciones, lo que indica que sus expertos –los hay excelentes– no acaban de encontrar sustancia en los guisos demoscópicos de José Félix Tezanos en el CIS.
Los Presupuestos que anunciarán las ministras Montero y Nadia Calviño (Economía) son, quizá, las cuentas más atípicas elaboradas en muchos años. El Gobierno se concentrará en predicar sus virtudes sociales y las subidas de impuestos para los teóricos ricos –asalariados de más de 130.000 euros al año–, y también en criticar al PP por impedir, con su veto en el Senado, un déficit mayor, como permitía la Comisión Europea. Sin embargo, casi todo en esos Presupuestos será político y no económico. El Gobierno necesita, para tramitarlos, el apoyo, entre otros, de los independentistas catalanes de ERC de Junqueras y de los ex-convergentes más o menos peleados en torno a Puigdemont. Pues bien, ni ERC ni el PDeCAT quieren bajar a los detalles económicos de las cuentas, quizá porque descuentan que en cualquier caso obtendrán más dinero. Los independentistas catalanes desean que Sánchez siga en la Moncloa porque les espanta cualquier otro Gobierno en el que tuvieran algo que decir PP y Ciudadanos y, por supuesto Vox. Sin embargo, al mismo tiempo, exigen al inquilino de la Moncloa un gesto, pero un gesto «político», algo que puede resultar contraproducente para el PSOE entre su clientela del resto de España. El volcánico Joan Tardá (ERC) emplazó a Pedro Sánchez a elegir entre «ser un estadista y protagonizar la historia o dejarse arrastrar por la derecha y ser un figurante». Es muy probable que el independentismo, que teme a otro Gobierno menos complaciente, permita que los Presupuestos se tramiten. Es lo único que también persigue el líder del PSOE. El que sean unos Presupuestos de estadista o de figurante –no en el sentido que decía Tardá– parece muy secundario. Podría ser otra oportunidad perdida, como cuando Zapatero negó una crisis que ahora no existe pero que siempre puede aparecer.
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