Opinión
Irresponsabilidad y manipulación
El anteproyecto socialista de Presupuestos Generales del Estado es una mezcla de irresponsabilidad económica y de manipulación política. La irresponsabilidad económica viene dada por el brutal incremento del gasto público y de los impuestos con que se castiga a los ciudadanos.
En particular, el Gobierno de Pedro Sánchez no sólo eleva los desembolsos del Estado y de la Seguridad Social hasta su nivel más alto en toda nuestra historia (345.000 millones de euros) sino que también ejecuta el mayor aumento interanual del gasto desde que arrancara la recuperación (del 5,3%): más gastos que, inexorablemente, habrá que pagar con mayores impuestos. Y si algo contienen estos presupuestos son, justamente, muchos más impuestos: a las empresas, a las transacciones financieras, a los servicios digitales, a las rentas altas, al diésel y al patrimonio. Rentas personales, rentas empresariales, consumo y riqueza: todas ellas magnitudes gravadas con más saña para tratar de acomodar financieramente el mayor gasto prometido por Sánchez antes de las próximas generales.
Pero es en los impuestos, y en sus efectos esperados sobre los ingresos estatales, donde encontramos la manipulación política. No olvidemos que este anteproyecto de cuentas públicas, pactado hace meses entre PSOE y Podemos, se elaboró bajo la premisa de que el objetivo de déficit público para 2019 podría elevarse del 1,3% del PIB al 1,8%: finalmente, empero, el veto del PP en el Senado impidió la aprobación de una nueva senda de reducción del déficit y, por tanto, el 1,3% sigue vigente. ¿Cómo encajar un presupuesto elaborado con un desfase financiero equivalente al 1,8% del PIB a un desequilibrio de sólo el 1,3%? Sólo había dos opciones: o reajustando honestamente los ingresos y los gastos (en cuyo caso el Gobierno de Sánchez se exponía a perder el apoyo de Podemos) o manipulando las estimaciones de ingresos y gastos para que, sobre el papel, los números encajen. ¿Adivinan qué camino ha adoptado el socialismo sanchista?
El segundo, dado que estos presupuestos son esencialmente los mismos que se pactaron con Podemos sin ningún tipo de ajuste. En este sentido, el PSOE ha inflado deliberadamente sus estimaciones de recaudación en al menos dos sentidos. Primero, pronostica que los ingresos adicionales derivados de las subidas impositivas serán de 5.600 millones, mientras que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ya expuso que podrían quedar en apenas 3.600 millones más, esto es, en este punto existiría un desfase de 2.000 millones. Segundo, el Gobierno considera que, sólo merced al crecimiento económico, los ingresos aumentarán un 5%, por encima del 4,6% esperado para 2018: pero si tenemos en cuenta que en 2019 la economía se expandirá con menos vigor que en 2018 (si bien el Ejecutivo cree que ese menor fuelle real se compensará en términos recaudatorios con una mayor inflación), podemos detectar, como poco, un nuevo desvío de otros 2.000 millones.
En total, pues, el Ejecutivo podría estar inflando sus expectativas recaudatorias –pese al brutal sablazo fiscal con el que va a castigar a la economía– en un mínimo de 4.000 millones: todo lo cual obligará a emitir más deuda de la reconocida y a incrementar aún más los impuestos los próximos ejercicios (pues los niveles de gasto consolidados en el presente difícilmente se revertirán en el futuro). En suma, estos presupuestos son un puro ejercicio de irresponsabilidad y manipulación político-económica con la mirada puesta en las próximas elecciones y no en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Estas cuentas condenan a la economía a más gasto, más impuestos y más déficit, cuando necesitamos justo lo contrario.
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