Opinión
El efecto mariposa en los Presupuestos
El Gobierno de Pedro Sánchez ha presentado los Presupuestos Generales más ideológicos de la democracia. Han sido concebidos como un instrumento para la permanencia en el poder y, en su caso, para poder ganar las próximas elecciones. Los números importan hasta cierto punto, poque lo fundamental es convencer a los ciudadanos de que son excelentes para ellos y que no han sido mejores porque PP y Ciudadanos lo han impedido. Ideología y propaganda preelectoral, adornadas con desparpajo con equilibrios dudosos de ingresos y gastos, repletos de incertidumbres. Además, las cuentas de Sánchez y su ministra de Hacienda, la vehemente María Jesús Montero, son herederas de las de Zapatero por partida doble. El gasto –la política es gastar– sube más que en los mejores tiempos del ex-presidente y si su gran error –admitido cuando el destrozo estaba hecho– fue negar la crisis, los números del Gobierno infravaloran las posibilidades de problemas ya percibidos en la economía múndial. El inquilino de La Moncloa, que quizá tropiece en la misma priedra que su precedesor, reza para que la siguiente crisis se retrase hasta las próximas elecciones y aprovechar el tiempo para, gracias a gastar a espuertas, sumar los votos que le garanticen seguir en la presidencia.
Los nuevos Presupuestos sobrevaloran los ingresos y se vuelcan en complacer –con más gasto– a los independentistas catalanes, imprescindibles para su aprobación. La ministra Montero, con picardía, plantea una lectura novedosa de las cuentas del Estado, centrada en quiénes se benefician y en las ventajas que traerán a la clase media (10 millones de personas), a los jóvenes (14,3 millones), a los mayores (9,5 millones), a las mujeres (19,9 millones), a la infancia (8), a los empleados públicos (3 millones) y a los parados (3 millones) y su importancia para la politica de género. El que cuadren los números o que no se cumpla lo prometido es otro asunto, menos ideológico que crear una dirección general de memoria histórica, convertir en permanente el impuesto sobre el patrimonio o aplicar una de las mayores subidas de impuestos, encubierta a través de más cotizaciones sociales. Y todo pendiente de que la actividad económica se mantenga y sin tener en cuenta el llamado efecto mariposa, que defiende que «el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York». Cualquier episodio, desde el Brexit a las guerras comerciales de Trump, pueden ser la mariposa que inicie un temporal que también llegaría a España, para el que hay que prepararse. Y unos Presupuestos ideológicos no parecen la mejor receta.
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