Opinión
Y sin embargo, sube: la falacia de la deuda
Jacques de la Rosière, ex-director gerente del FMI, advirtió la semana pasada en Madrid de los peligros de una deuda pública superior al 80% del PIB: «Significa menor crecimiento», precisó. El lunes, al presentar los Presupuestos, la ministra María Jesús Montero celebró que en 2019 la deuda se reducirá 1,5 puntos, al pasar del 96,6% al 95,4% del PIB. Concentrada en los aspectos más populistas de las cuentas del Estado, la jefa del Fisco huyó de más precisiones. «El diablo está en los detalles», afirma un refrán –«idiom»– anglosajón. Los Presupuestos prevén que la deuda aumentará unos 35.000 millones en 2019 y reconocen que esas «nuevas emisiones» podrían ser algo más caras, por la normalización de la política monetaria del BCE de Draghi. La ministra, ocupada en subir impuestos, no se desvela con ese asunto.
La deuda «nos hace muy vulnerables», insistió ayer José Luis Escriva, presidente de la AIReF, y economistas como José Carlos Díez, socialdemócrata confeso, advierte con frecuencia de los peligros de ese endeudamiento. La reducción de la deuda anunciada por el Gobierno es real y falsa al mismo tiempo. Porcentualmente baja, pero en valores absolutos sube y se prevé que al final de 2019 alcance los 1,18 billones –con «b» de barbaridad– de euros. Un problemón. En 2014, cuando llegó al máximo en porcentaje, un 100,4% del PIB, la cifra era de 1,04 billones, es decir, casi 150.000 millones de euros menos. Memoria histórica: Zapatero llegó al Gobierno con 389.000 millones de deuda y lo dejó con 744.000, que fue la que se encontró Rajoy, que salió de la Moncloa con 1,16 billones. Datos para una reflexión, porque una reducción porcentual no será suficiente si el PIB no crece lo necesario. Y sí, sin embargo, sube; es la falacia de la deuda. «El diablo está en los detalles».
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