Opinión

España, mal lugar para ser rico

José María Aguirre Gonzalo (1897-1988), presidente de Banesto –absorbido años después por el Banco Santander– y líder de la banca española en los albores de la transición se quejaba de que «en España no hay ricos, y el país necesita cuantos más ricos, mejor». Alfonso Escámez (1916-2010), presidente del Banco Central –también acabó en la órbita del Santander– defendía que España «ha sido un país sin capitalistas». Ambos banqueros explicaban con esas carencias los problemas económicos históricos del país, «porque los ricos generan riqueza».

Casi medio siglo después hay más ricos en España, pero después de la Gran Recesión, aunque envidiados, las sospechas y los reproches penden sobre ellos. También el fisco, quizá el más duro del mundo –al margen del fraude– con los millonarios y con los menos millonarios. Los Presupuestos Generales, de refilón, pero de forma muy real, dan otra vuelta de tuerca a la presión fiscal sobre los ricos. El capítulo «beneficios fiscales para 2019 en los principales impuestos» (página 218) afirma que en el «Impuesto sobre el Patrimonio», «se eleva el tipo de gravamen aplicable al último tramo de la tarifa, y se mantiene, con carácter indefinido, su gravamen». Puede parecer cínico que figure en el apartado de beneficios fiscales, pero es así. En la práctica supone convertir en permanente y ordinario un impuesto que era temporal y extraordinario, casi suprimido por el PSOE de Zapatero y reactivado por Montoro y el PP en 2012. Está transferido a las Comunidades Autónomas y cada una aplica su propia tarifa, que el Gobierno de Sánchez propone subir un punto para patrimonios superiores a 10 millones de euros. Todo ejemplarizante, porque ese tributo apenas recauda 1.300 millones de euros sobre un total de más de 400.000 millones de todos los ingresos fiscales.

El impuesto sobre el Patrimonio, por otra parte, solo existe en Suiza, Noruega y Francia –en proceso de desaparición– y con tipos mínimos. El español es el más alto del mundo y, dentro de España, Extremadura (3,75% ahora, quizá 4,75% en 2019 si aplica la propuesta del Gobierno), Baleares (3,45/ 4,45%), Andalucía y Cantabria (3,03/4,03%) Asturias y Murcia (3/4%) y Cataluña (2,75/3,75%) son los lugares más gravosos para los ricos. En el otro extremo, Madrid y la Rioja, lo que explica parte de la atracción que ejercen sobre ricos y menos ricos. Los datos son evidentes. España es el peor sitio del mundo para ser rico, si se cumple con la ley claro. Sin duda da votos, pero perjudica a la actividad económica y en definitiva al Estado del Bienestar.