Opinión
Juicio del «procés», cátering y zoom
El tribunal, que preside el magistrado Manuel Marchena, que juzgará a los acusados independentistas del 1-O, trabaja para que el juicio pueda comenzar el martes 29 de enero. Si no es posible, se retrasaría hasta el 5 de febrero. A partir de ahí, habrá sesiones martes, miércoles y jueves, por las mañanas, de 10 a 14 horas y, por las tardes, de 15 a 17, aunque la actividad vespertina quizá se prolongue. Para el almuerzo, el tribunal ha previsto un «catering», con el mismo menú, para magistrados y acusados.
El juicio será televisado. La señal la ofrecerá Television Española y TV3, la cadena catalana, anuncia una retransmisión íntegra. El independentismo prepara un seguimiento exhaustivo del juicio, incluidos los más mínimos detalles. El objetivo es encontrar cualquier pretexto para acudir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Marchena y sus compañeros de tribunal son muy conscientes y, también por eso, serán escrupulosos con los procedimientos hasta la extenuación. Limitarán los riesgos, pero siempre es posible un fallo.
La vista puede convertise en un éxito de audiencia. Los realizadores de televisión, para hacerlo más ágil, plantearon una retransmisión con cambios de plano frecuentes, así como zooms –primeros planos y detalles– sobre los miembros del tribunal y los acusados. La propuesta fue desestimada para evitar la trivialización. Habrá una imagen institucional, siempre la misma, del tribunal. La cámara se fijará en los jueces cuando intervenga el presidente. Las otras imágenes habituales serán de los abogados, los acusados y los testigos, siempre que hagan uso de la palabra. Todo muy sobrio. Quizá defraude a algunos, pero un juicio es algo muy serio, que no debe convertirse en un espectáculo.
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