Opinión

Taxistas: la libertad oprime

«La libertad oprime», proclamó con desparpajo el filósofo podemita, acérrimo de Errejón, Carlos Fernández Liria, en «Espejo Público», el programa de Susanna Griso en Antena 3 TV, minutos después de que Pablo Echenique –recién condenado por fraude a la Seguridad Social por no cotizar por su asistente– cerrara filas con los taxistas en pie de guerra en Barcelona y en Madrid. En la Ciudad Condal colapsaron el centro varios días; en Madrid han intentado dinamitar Fitur con menos éxito, aunque no sin problemas y molestias para quienes trabajan alrededor de los recintos feriales. Los participantes en Fitur, curtidos en mil y un certámenes, no se arredraron y, en transporte público –incluidos empresarios ilustres–, sortearon los obstáculos, y ayer la Feria estuvo incluso más concurrida que el año pasado el día de la inauguración. Los taxistas, que tienen unos derechos que nadie discute, bordean y traspasan la legalidad en la defensa de sus privilegios. Arrinconaron al Gobierno de Pedro Sánchez el verano pasado y el ministro Ábalos salió del paso con una patada hacia adelante. Pasó la patata caliente a las Comunidades Autónomas y estas pretenden rebotarla a los Ayuntamientos porque, en vísperas electorales, todos calculan qué rentará más en las urnas. Ada Colau en Barcelona y Manuela Carmena en Madrid están convencidas de que ganan o consolidan clientela al lado de los taxistas. El presidente de la Comunidad de Madrid, que no será candidato y quizá con las manos más libres, no lo tiene tan claro y no legislará contra las VTC, Cabify, Uber, etc. Defiende que no destruirá un sector con miles de empleos que no son los mejores, es cierto, pero son puestos de trabajo y poner puertas al campo, a la tecnología y al futuro en definitiva, suele conducir al fracaso. Los taxistas –lo sepan o no– han tomado como rehén a parte de la población y se han convertido en carne de batalla electoral en tiempos de populismo, ese concepto «ambivalente» que arropa Fernández Liria en su libro «En defensa del populismo», sobrado de réplicas. Ahí está «Contra el populismo», de Lassalle, ex secretario de Estado de Rajoy, que ahora lamenta el arcaismo de fenómenos como Vox «que va mucho más allá del populismo». Los taxistas, sin embargo, parecen cómodos con la idea podemita –tan leninista como antigua– de que «la libertad oprime». Pueden ganar la batalla, nunca la guerra y quizá nadie les ha susurrado que «si la libertad significa algo, es el derecho de decir a los demás lo que no quieren oír». Lo escribió George Orwell y algunos deberían tenerlo más presente.