Opinión

Cómo tropezar en la misma piedra

Mario Draghi, topoderoso presidente del Banco Central Europeo (BCE), advierte de que aumentan los riesgos y teme que la debilidad económica «será más larga de lo que esperamos». El hombre que salvó al euro ha vuelto repetir que el BCE está dispuesto a actuar y que tiene herramientas a su disposición. Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ratifica que los nubarrones económicos ya están aquí y muestra su escepticismo sobre la capacidad de que esta vez la intervención de los bancos centrales pueda ser suficiente. Casi al mismo tiempo, Pedro Sánchdez y sus ministros sacan pecho porque la mayoría de las previsiones vaticinan que la economía española será de las que más crezca en 2019 y 2020, aunque también menos de lo esperado hace unos meses.

Hay algo que suena a repetición. En el verano de 2007 empezaron a acumularse las entonces llamadas «turbulencias financieras» que, un año más tarde, desembocarían en la Gran Recesión. El entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presumía de que España jugaba en «la Champions League de las economías del mundo» y que «está preparada, como no lo ha estado nunca, ante una posible recesión». Es cierto, España disfrutaba de la mejor situación económica de la historia, lo que no impidió que sufriera de lleno la crisis y sus efectos colean aún en forma de déficit, deuda y un desempleo todavía muy superior al de hace diez años. Zapatero, que ganó las elecciones de 2008 reafirmado en la negación de la crisis, incluso llegaría a decir en agosto de ese año algo que ahora le sonrojará: «En esta crisis, como ustedes quieren que diga –durante meses se negó a pronunciar esa palabra–, hay gente que no va a pasar ninguna dificultad». Un decenio después, las perspectivas económicas españolas destacan entre las mejores de la Unión Europea, aunque ahora sin los recursos –equilibrio presupuestario y una deuda mínima– para afrontar una futura crisis, que muchos profetizan para 2020. España no ha hecho todos sus los deberes en tiempos de vacas gordas. Si los Presupuestos del Gobierno salen adelante, habrá más déficit estructural y más deuda. Si llega la crisis, España estará más indefensa que nunca. Para entonces, Pedro Sánchez espera, tras otras elecciones, asentarse en La Moncloa y tener las manos más libres para actuar, pero también corre un riesgo muy serio de tropezar en la misma piedra.