Opinión

Sánchez copia la receta a Rajoy

Pedro Sánchez está decidido a prolongar la legislatura hasta la primavera de 2020, salvo –claro– un vuelco espectacular de las encuestas. Todo sería más fácil para el inquilino de la Moncloa si logra sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, pero tampoco es imprescindible. Por si acaso, mientras está otra vez de viaje, primero la minista de Hacienda, María Jesús Montero, y después la vicepresidenta, Carmen Calvo, advirtieron que sin Presupuestos quizá podría haber un adelanto electoral. El objetivo, quizá demasiado obvio, es asustar a los independentistas catalanes que lo último que desan ahora son unos comicios ante la hipótesis –factible– de que Sánchez fuera desalojado de La Moncloa y sustituido por un Gobierno con Casado y Rivera, con o sin apoyos de Vox, sin descartar la opción que el PSOE pudiera conservar el Gobierno, pero con el apoyo de Ciudadanos, que pondría sus condiciones en el asunto catalán. Cualquiera de ambas fórmulas espanta a Junqueras, Tardá, Rufián y, por supuesto, Puigdemont. Sin embargo, el independentismo, en vísperas del jucio del 1-O, tensará la cuerda hasta el final y nadie se atreve a apostar nada por su decisión final. En el PP, no obstante, con perspicacia, han detectado que Elsa Artadi, consejera de Presidencia de la Generalitat, ha dejado de lucir durante algunos días el lazo amarillo independentista. Quizá signifique algo.

Pedro Sánchez sueña con unos Presupuestos aprobados, pero si no lo consigue, seguirá adelante con la legislatura. Hace menos de un año, cuando estaba en la oposición y Rajoy celebraba la aprobación de sus Presupuestos –ahora vigentes, subida de pensiones incluida–, el líder del PSOE llegó a la conclusión de que, en esa situación, el líder del PP podría estirar la legislatura hasta 2020. Le bastaría con prorrogar una o dos veces las cuentas públicas y pactar algunos decretos–leyes, algo complicado, pero no imposible. El convencimiento de que Rajoy se había despejado el camino dos años más fue uno de los motivos que le decantaron –cuando le plantearon el asunto– a lanzarse de cabeza a la moción de censura. Tenía poco que perder y mucho que ganar, como comprobó unos días más tarde. El inquilino de La Moncloa ha estudiado los diferentes escenarios y, al final, ha decidido que, si es necesario, lo más práctico es copiar la receta de Rajoy. Por si acaso, y como penúltimo recurso, la vice Calvo y la ministra Montero advierten a los independentistas, pero también les envían el mensaje de que no los necesitan para resistir.