Opinión

La «semana negra» de los bancos

Odgen Nash, autor satírico americano del primer tercio del siglo XX –un Ussía yanqui para algunos–, defendía que «los banqueros son exactamente igual que las demás personas, solo que más ricos». Por eso, también sufren, aunque quizá de otra manera. Los grandes bancos españoles acaban de cerrar su propia «semana negra», en la que varios han tenido beber tragos amargos. Las seis primeras entidades financieras (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Bankínter) ganaron en total 16.676 millones en 2018, aunque de ellos «sólo» 6.142 millones en España. Las cifras apabullan, pero esos beneficios apenas son el 1% del negocio que mueven, con magnitudes también difícilmente aprehensibles. El que las cosas no pintan de color de rosa lo indica la Bolsa. Los batacazos de la semana pasada fueron desde el 15,87% del Sabadell al 2,02% del mejor parado, el BBVA, pero Caixabank se dejó un 10%, Bankínter, 7,75; Santander, 6,49 y Bankia, 4,21. Una de las peores semanas en mucho tiempo y con un horizonte incierto, porque el precio del dinero seguirá por los suelos durante bastante tiempo.

Bancos y banqueros españoles son conscientes de su mala reputación. Todos se han puesto de acuerdo para mejorar su imagen y querían aprovechar la semana de presentación de resultados. «Tenemos que explicar a la sociedad que somos útiles y respondemos a sus requerimientos», ha dicho Goirigolzarri, presidente de Bankia. «Santander no va de grandes operaciones; va de ayudar a millones de personas», explicó la presidenta del Santander, Ana Botín. Procuramos «poner al alcance de todos las oportunidades de esta época», dice Carlos Torres, nuevo presidente del BBVA, que también recuerda la aportación de la entidad a la «solidaridad» y sus programas para sacar de la pobreza, sobre todo a niños, en muchos países. Caixabank, encabezada por Jordi Gual, apenas necesita recordar su vocación social, y se ha sumado a sus colegas –igual que los responsables del resto de entidades de país– en un intento de congraciarse con la sociedad. El problema es que esta semana su mensaje se ha diluido con la explicaciones de Ana Botín y la no contratación de Orcel, las de Carlos Torres sobre el asunto Villarejo, de lo que también tuvo que hablar Goirigolzarri y de rebote Oliu. Todo ha coincidido en una «semana negra», pero los banqueros volverán a la carga porque, a pesar de todo, quieren congraciarse con la sociedad. Y sí, son útiles y necesarios.