Opinión

Menos gasto; menos teatro

Si, como todo parece indicar, la mayoría de grupos parlamentarios vota hoy a favor de las enmiendas a la totalidad y, por tanto, en contra siquiera de que se inicie la tramitación de los Presupuestos, no solo decaerá la actual legislatura, sino que también decaerán unas cuentas que desde el Ejecutivo se nos han vendido como «las más sociales de la historia» y como el mejor instrumento para plantar cara a la desaceleración que, con especial intensidad, viene experimentando nuestra economía desde mediados de 2018. Podría parecer, pues, que el haber enterrado los presupuestos de Sánchez constituye una mala noticia para la economía española, pero nada más lejos de la realidad. Existen, al menos, tres razones por las cuales es positivo que las cuentas públicas se hayan estrellado. Primero, se evita la subida de varios impuestos: aunque el Gobierno ya aprobó por decreto la Tasa Google y la Tasa Tobin, otras subidas tributarias no se consolidarán (aumento del IRPF a las rentas altas, tipo mínimo del 15% en Sociedades, impuesto al diésel, gravamen del 15% sobre las socimi...). Segundo, también se evita el incremento histórico de la práctica totalidad de las partidas de gasto (aun cuando algunas de ellas, como las pensiones o el salario de los funcionarios, ya se han elevado por decreto): recordemos que éstos eran los presupuestos más despilfarradores desde el inicio de la recuperación, así que nos mantendremos en los niveles de gasto de 2018. Y tercero, se evita que las Cortes rubriquen unas cuentas que todos saben manipuladas en sus previsiones de ingresos y de gastos. En suma: menos impuestos, menos gasto y menos teatro político. Felicitémonos por el fracaso parlamentario de Sánchez.