Opinión

... frente a la herencia económica (sí) recibida

Los nueve meses de gobierno de Sánchez se han caracterizado por un continuismo en el marco general de política económica, y por una mezcla de parálisis y desorientación cuando se ha tratado de afrontar los nuevos retos que han ido emergiendo. El PSOE ha gobernado con los presupuestos y con la reforma laboral de Rajoy: es decir, el crecimiento económico y la creación de empleo que hemos experimentado sigue siendo atribuible al anterior Ejecutivo del PP. Sánchez ha sido incapaz de gestionar adecuadamente el proceso de desaceleración y no ha adoptado nuevas medidas que permitan relanzar la actividad sino que, al contrario, ha impulsado políticas que contribuyen a frenarla.

Compromiso con los pensionistas gracias a importantes subidas a los más vulnerables

Ha subido el conjunto de las pensiones un 1,6% (y las mínimas un 3%), pero lo ha hecho sin dotación recaudatoria para ello: la Seguridad Social continúa experimentando un enorme déficit y, en consecuencia, la revalorización socialista de los ingresos de los pensionistas sólo cebará todavía más ese desajuste. Tirar de deuda para sufragar las pensiones implica que, tarde o temprano, esas pensiones tendrán que someterse a nuevos recortes por insostenibles.

Más derechos para los autónomos y subida salarial para los trabajadores públicos.

Con los autónomos y con los funcionarios sucede algo similar: el Gobierno socialista ha aumentado las prestaciones que reciben del sistema (en el caso de los autónomos, ha reforzado levemente su indemnización por cese de actividad, mientras que a los empleados públicos les ha incrementado los salarios un 2,25%), pero lo ha hecho sin dotación recaudatoria (esto es, tirando de deuda). Por consiguiente, todo apunta a que, durante los próximos años, tanto los autónomos (a través de sus cotizaciones al RETA) como el conjunto de contribuyentes (a través de los impuestos generales) tendrán que pagar mucho más: tan es así que el propio Sánchez estaba decidido a cambiar el sistema de cotización de los autónomos (para subirles notablemente las cuotas) durante esta legislatura. De momento, el rejonazo sólo se ha retrasado.

Compromiso con los trabajadores más vulnerables, con la mayor subida del SMI de toda la democracia.

De acuerdo con el Banco de España, aumentar el salario mínimo interprofesional hasta 900 euros mensuales (1.050 en doce pagas) destruirá 125.000 empleos, especialmente entre aquellos colectivos de trabajadores más vulnerables (jóvenes y mayores de 45 años). No parece, pues, que esta medida, por rutilante que sea, resulte verdaderamente efectiva a la hora de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. A su vez, las tres medidas que Sánchez dice que querría haber impulsado pero que no ha tenido tiempo a aprobar son:

Supresión del copago farmacéutico

El copago farmacéutico actualmente en vigor es meramente disuasorio (por ejemplo, aquellos jubilados que ingresen entre 22.000 y 100.000 euros mensuales tienen que pagar como mucho 18 euros mensuales) que ha servido para frenar el crecimiento del gasto farmacéutico: eliminarlo sólo contribuirá a alimentar todavía más el gasto público y, por tanto, los impuestos futuros.

Ampliación del permiso de paternidad a ocho semanas

Nuevamente, se trata de una medida que supone un coste adicional para una maltrecha Seguridad Social y que el PSOE no ha explicado cómo piensa financiar: ni siquiera su proyecto de presupuestos contenía medida alguna que contribuyera realmente a atajar ese déficit.

Subsidio de desempleo para los mayores de 52 años

En lugar de tratar de cronificar el desempleo de las personas mayores (subsidiándolas indefinidamente hasta la jubilación), más valdría que el PSOE se planteara una profunda liberalización del mercado laboral que facilitara y abaratara la contratación de este colectivo de trabajadores. Pero, otra vez, prefiere tirarse de chequera sin siquiera contar con los fondos necesarios para ello. El PSOE se atribuye méritos que no le son propios y saca pecho por políticas de las que más bien tendría que sonrojarse. Imagino que ha comenzado la campaña.