Opinión

Pensiones politizadas

La Seguridad Social carga actualmente con un déficit cercano a los 20.000 millones, y va a ir agravándose con el paso de los años. La mezcla de una demografía que envejece con unas pensiones medias crecientes conduce inevitablemente a que los gastos sigan aumentando y a que los ingresos se estanquen. Para remediar tal problema, los partidos políticos españoles constituyeron hace más de dos el denominado Pacto de Toledo, donde se comprometieron a buscar soluciones técnicas y no politizadas en materia de pensiones. La realidad es que nuestros gobernantes nunca han renunciado a instrumentar la Seguridad Social en sus propios intereses. Así, si bien PSOE y PP aprobaron en 2011 y 2013 dos reformas del sistema dirigidas a conseguir cuadrar ingresos y gastos a largo plazo, esas reformas fueron revertidas por esos mismos partidos en cuanto se les presentó la ocasión electoralista de hacerlo. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez reindexó las pensiones al IPC y el Ejecutivo de Rajoy retrasó la aplicación del factor de sostenibilidad intergeneracional. De manera mucho más reciente, Podemos, socio parlamentario del PSOE, dinamitó este pasado martes el Pacto de Toledo exigiendo rebajar la edad de jubilación a los 65 años y aumentar la pensión contributiva mínima hasta los 1.080 euros mensuales. Es decir, los socios de Sánchez están pidiendo incrementar los gastos de la Seguridad Social en 54.000 millones anuales cuando ya cargamos con un déficit de 19.000 millones por ejercicio: un agujero de 73.000 millones que resultaría del todo infinanciable (pues equivaldría a cerca del 7% del PIB). Dicho con otras palabras, todos nuestros políticos están jugueteando con las pensiones del conjunto de los ciudadanos. Y lo hacen por una lógica muy elemental y perversa: aumentar el gasto dirigido a las pensiones proporciona réditos electorales hoy, pero, en cambio, los problemas de viabilidad del sistema de pensiones se manifestarán mañana... probablemente cuando ninguno de los gobernantes actuales siga en su puesto. El caos político del Pacto de Toledo, compuesto por políticos oportunistas que anteponen sus propios intereses a la resolución de los graves problemas de fondo del sistema, debería servirnos como elocuente lección de por qué no deberían ser nuestros gobernantes quienes administraran nuestro ahorro previsional sino nosotros mismos: las pensiones son un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de la demagogia partidista de turno.