Opinión

La explosiva evolución de la Seguridad Social

La Seguridad Social española arrastra un déficit cercano a los 20.000 millones de euros anuales. En cierto modo, el dato podría parecer poco preocupante: dada nuestra alta tasa de paro (14,45%), es hasta cierto punto normal que experimentamos un profundo desequilibrio entre ingresos y gastos. Desde semejante óptica, lo que necesitaríamos para ajustar las cuentas sería crear mucho más empleo: si regresamos a un nivel razonable de trabajadores (una tasa de paro del 6% o del 7%), el número de cotizantes se incrementará en unos dos millones de personas y, siendo así, cabría esperar que los ingresos de la Seguridad Social aumentaran en, al menos, 15.000 millones de euros. Aparentemente, pues, con una evolución moderadamente normal de nuestra economía conseguiríamos restablecer la sostenibilidad de nuestras pensiones públicas. El problema de este razonamiento, empero, es que coloca erróneamente el foco en el lado de los ingresos cuando, en realidad, el desequilibrio lo está generando –y lo va a seguir generando– el lado de los gastos. Ayer mismo conocimos no sólo que el gasto mensual en pensiones registró su récord histórico (9.563 millones de euros, cuando hace un lustro ni siquiera alcanzaba los 8.000 millones de euros), sino lo que es mucho más preocupante: que se incrementó al ritmo más elevado de la última década (el 7,15% en términos interanuales). ¿Por qué se expande el gasto en pensiones y por qué va a seguir expandiéndose? En esencia, por dos motivos: por un lado, porque cada vez hay más pensionistas dentro del sistema (se está empezando a jubilar la generación del «baby boom» y, en consecuencia, a lo largo de las próximas décadas pasaremos de los 9,7 millones de pensiones actualmente pagaderas a unos 15 millones); por otro, porque la pensión media del sistema se sigue incrementando en la medida en que los pensionistas que causan alta han devengado un derecho pensional más alto que los que causan baja (ahora mismo, la pensión media es de 1.131 euros mensuales, cuando hace un lustro ni siquiera alcanzaba los 1.000 euros). Para mantener la sostenibilidad de las pensiones, mucho más importante que confiar en el alza imponderable de los ingresos es controlar el crecimiento explosivo de los gastos. Pero a nuestros políticos les encanta comprar votos aun condenando al sistema a la bancarrota: no en vano, el fuerte incremento del gasto que se ha vivido en este febrero se debe esencialmente a la revalorización general del 1,6% de las pensiones (y del 3% en las mínimas) que aprobaron para este 2019. En lugar de tratar de controlar el incendio, nuestros gobernantes echan más leña al fuego: son conscientes de que, cuando todo salte por los aires, ellos ya están disfrutando de un dorado retiro al margen de la Seguridad Social.