Opinión

Programa, programa, programa

Octubre de 2017. Pedro Sánchez, entrevistado en la Ser. «La izquierda nada tiene que ver con el secesionismo en Cataluña». Sobre el PP explica que «tienen una idea de España completamente distinta pero nos une la defensa de la unidad territorial del país». 6 de junio de 2019, Pedro Sánchez: «El partido socialista de Navarra, y el Partido Socialista Obrero Español tenemos la misma posición, y es que con Bildu no se acuerda nada». 19 de junio de 2019, trigésimo segundo aniversario de Hipercor, el PSN da la presidencia del Parlamento de Navarra a Geroa Bai y mete como vicepresidente de la mesa a Maiorga Ramírez, EH Bildu. Y el PSC ha pactado 60 ayuntamientos con los secesionistas mientras exhorta a la oposición para que facilite la investidura de Sánchez. Entiendo que el truhán exija caprichoso un cheque en blanco. Comprendo menos que PP y Ciudadanos no respondan con exigencias. Un suponer que el PSOE rompa con ERC. Publicar el informe de la Alta Inspección de Educación. Reconocer, como explicaba ayer mismo el profesor Rafael Arenas, héroe de la resistencia democrática en Cataluña, que allí «se acosa a las familias que piden el cumplimiento de la ley en materia de presencia del castellano en la educación», «se identifican casos de falseamiento y tergiversación de la historia en los libros de texto», «se denuncian casos de adoctrinamiento nacionalista en la escuela», «se ocupan las escuelas para la realización de actuaciones ilegales y a continuación se obliga a los escolares a participar en actos de reivindicación de dichos actos ilegales», «se señala en clase a los hijos de guardias civiles» y una maestra ha agredido «a una niña por dibujar una bandera española en su álbum escolar». Por quedarnos en las aulas y no citar el secuestro de las instituciones, el desvío de fondos públicos para implementar el ataque contra la democracia, etc. Bastaría con que el PSOE abrace la causa del constitucionalismo y diga adiós a los nacionalistas. Incluidos quienes tributan homenajes diarios a una cuadrilla de asesinos. Entiendo por su historial que Sánchez no aspira a defender la nación de ciudadanos libres e iguales pero... ¿qué tiene de malo plantearle unas condiciones? ¿O la idea de debatir cuestiones programáticas en aras de una cuestión de Estado nos resulta marciana? Qué lejos ya de Anguita y sin embargo, ay, nostalgia del viejo adagio. ¿Programa, programa, programa?