Opinión

Netflix ante el riesgo de la irrelevancia

Netflix tiene varios problemas, pero tres son los principales. Uno se llama Disney. Otro Amazon. Y el tercero Apple. Tres frentes que se resumen en dos: dinero en caja y producción propia.

Reed Hastings, CEO de Netflix, tuvo la gran habilidad de, allá por 2011, convertir una compañía enfocada en el alquiler de DVD en la primera dedicada al contenido audiovisual en streaming. Hoy sabemos lo que es el streaming gracias a Netflix. Como en su momento supimos del P2P gracias a Napster. Compañía que hoy es irrelevante. Justo el riesgo al que se enfrenta Netflix.

Primer punto: dinero para gastar. Netflix cuenta con alrededor de 5.000 millones de dólares en caja. Disney con más de 10.000. Amazon supera los 23.000 millones. Y Apple acumula casi 38.000. Pese a ello, la compañía Californiana se ha metido en una guerra de contratación de grandes autores como Ryan Murphy. Una lucha que conduce a un star-system que, a largo plazo, le será difícil mantener. Por poner un ejemplo, Apple ya ha puesto su maquinaria a trabajar y contará con directores del nivel de M. Night Shyamalan, J. J. Abrams o Steven Spielberg para sus producciones. Su inversión inicial en el servicio superará los 1.000 millones de dólares.

Segundo punto: contenido franquicia. Cuando un usuario decide suscribirse a una plataforma y busca alternativas, su decisión se basará, sobre todo, en el contenido -la tecnología, hoy, no marca la diferencia-. Y si de catálogo se trata, Netflix adelgaza día a dia. Se mantiene gracias a un par de producciones propias de referencia -con House of Cards, que se estrenó en 2013, como cabeza de cartel- y a acuerdos con terceros que han generado éxitos como La Casa de Papel. No ha acertado con grandes apuestas como sus series de Marvel o Sense8. Por mucho que la compañía estire Orange is the New Black o Stranger Things su oferta es cada vez más corta, y pronto perderá producciones emblemáticas como Friends o The Office.

Para su competencia, este problema es menor o no existe. Disney cuenta con el mayor catálogo que se pueda imaginar: Marvel, Star Wars o Piratas del Caribe por no hablar de las producciones de Pixar. HBO tiene contenido franquicia como Juego de Tronos o Westworld. Amazon está centrada y enfocada en crear su propio universo como demuestran Transparent o Fleabag y está dispuesta a adquirir derechos de grandes producciones como El Señor de los Anillos. Y Apple de momento guarda sus ases, pero a buen seguro los tendrá.

En Los Gatos, donde se ubica la sede de la compañía de Reed Hastings, no deben ser ajenos a este problema. No en vano, acaban de subir sus tarifas, algo difícil de asumir y explicar a clientes que cada vez tienen más oferta donde escoger. Lo que significa que estarán preocupados por sus ingresos. Muchos más desde que, en su última presentación de resultados, sumarán 1,3 millones de clientes menos de lo previsto y eso hiciera que sus acciones se desplomaran en el Nasdaq.

Netflix acumula más de 150 millones de suscriptores, en torno al 3,4% del total de internautas del mundo. Es el líder de su sector. Eso salva, por ahora, sus cuentas. Pero la relevancia en internet desaparece tan rápido como llega. Napster, en 2001, llegó a sumar 27 millones de usuarios activos, el 5,6% del total de aquel entonces. Le mostró el camino a la industria musical y después se desvaneció. Netflix bien podría seguir el mismo camino.