Opinión

Las mentiras del separatismo

Acaba de aparecer un libro esclarecedor sobre lo que pasa en Cataluña. Se titula «Las mentiras del separatismo (Cataluña y Quebec)». Está escrito, con la gracia, objetividad y calidad literaria que caracteriza a su autor, el diplomático José Cuenca, embajador de España y académico de Jurisprudencia y Legislación. Estaba de embajador en Ottawa cuando se debatió y aprobó la Ley de Claridad y se conoció el dictamen del Tribunal Supremo de Canadá. O sea, conoció de primera mano lo que ocurrió allí. Lo expone con pelos y señales. Concluye que hay puntos en común entre Quebec y Cataluña, pero una diferencia sustancial: la secesión de una provincia es posible en Canadá porque allí lo permite la Constitución, cosa que no ocurre en las grandes democracias occidentales –Estados Unidos, Francia, Alemania…– ni en España, cuya unidad es constitucionalmente indisoluble.
El libro tiene una segunda parte demoledora, en la que al ponderado diplomático le hierve la sangre y se le desata la ira, sin perder nunca los papeles. Me consta que estos capítulos finales han llevado a varios editores importantes a no atreverse a publicar la obra, a pesar de su indiscutible interés, por temor a la reacción de la cultura dominante en Cataluña, si el autor no accedía a suprimir o suavizar algunos aspectos. José Cuenca, bregado en delicadas misiones exteriores –fue, por ejemplo, embajador en Moscú cuando el cambio de régimen– se negó a semejante sometimiento. Al final, ha podido ver la luz en «Ediciones Insólitas» y en un momento de agitación y desbarajuste.
En esta segunda parte del libro el autor denuncia y rebate con argumentos irrebatibles las que llama «seis mentiras del separatismo», que entrañan una burla al ciudadano. Son éstas: 1. Barcelona se enfrentó con determinación a las tropas de Franco. 2. Las urnas son la democracia y Madrid no nos deja ponerlas. 3. España nos roba. 4. Una vez proclamada la República Independiente de Cataluña será reconocida por todas las naciones, a pesar de las maniobras de Madrid. 5. Aunque Cataluña se separe de España, continuará dentro de la Unión Europea. 6. Cataluña será más rica si rompe sus lazos con España. El autor desmonta convincentemente y con sosiego cada una de estas falacias y, como remate, pide «rectificar errores del pasado y componer un diseño integrador, realista y generoso, basado en la concordia y los intereses compartidos en una Cataluña que es de todos». El llamamiento ocurre cuando la furia, el ruido, el fuego y la violencia se han apoderado de las calles y rige la huelga general revolucionaria.