El trípode

Del Frente Popular de 1936, al actual sanchista

De momento, el expediente disciplinario abierto por el PSOE tras conocerse el “caso Ábalos, Koldo…” está paralizado. Y no parece existir excesiva prisa e interés por agilizarlo

Los mensajes ya acreditados como auténticos, y cruzados entre Sánchez y Ábalos y que ya son de dominio público, arrojan no poca luz para conocer todavía mejor en manos de quién está el gobierno de España. Hemos escrito sobre ellos, pero lo que se va conociendo día tras día aconseja seguir extrayendo conclusiones al respecto. Una de ellas viene directamente del “caído en desgracia” y privilegiado interlocutor mensajero José Luis Ábalos, y nada menos que claramente apunta a que la filtración era conocida y, cuando menos, consentida por él. Eso también explica el que Sánchez no haya pedido una investigación formal acerca de una eventual fuga de información procedente de la cadena de custodia y de si alguien tuviera alguna responsabilidad por acción u omisión en ello. Desde luego, que su propio- y entonces “hombre de confianza”- haya efectuado esa declaración, pone de manifiesto que este ha querido lanzar un “aviso al navegante Sánchez”, confirmándole que está en posesión de información personal y política muy sensible para él. De momento, el expediente disciplinario abierto por el PSOE tras conocerse el “caso Ábalos, Koldo…” está paralizado. Y no parece existir excesiva prisa e interés por agilizarlo. Por su parte, la respuesta de diversos aludidos en los mensajes, personal y colegiadamente, bien como socios, aliados e incluso destacados miembros del actual gobierno frentepopulista sanchista, brilla por su ausencia. Y pese a los ofensivos calificativos a ellos dedicados. El guion oficial les remite a mirar hacia otro lado y ausentarse del control al Gobierno que es consustancial y propio de una democracia parlamentaria como la española. Y que, tras conocerse algunas de las preguntas dirigidas a ellos, ya se ha producido una desbandada para los Plenos de la semana próxima en el Congreso y el Senado. Las últimas elecciones generales celebradas el 23 de julio de 2023 (“el 23J”), adelantadas para salir al paso de la derrota estrepitosa sufrida en las previas autonómicas y municipales de dos meses antes (el 28M), significaron también una derrota de Sánchez y, pese a ello, se atrincheró en La Moncloa comprando los “votos de plata” de Puigdemont, Otegi y Pablo Iglesias, pese a que había negado rotundamente la posibilidad de esa eventualidad. Ahora vemos que, además de Puigdemont y cia., está literalmente en manos de Ábalos y, por supuesto, de Koldo y Aldama, que disponen de información de elevada sensibilidad. Si a este escenario se le añade la investigación judicial a su mujer, su hermano y su fiscal general, entre otros, se entiende mejor su enroque monclovita. Y la consecuencia es calamitosa para la reputación internacional de España y de nuestra democracia.