Opinión
La vaselina
Emiliano Page se ha puesto soez. El presidente socialista de Castilla-La Mancha ha protestado contra el posible acuerdo con ERC con una frase muy, pero que muy burra: «Yo, para Reyes, lo que no quiero, como no creo que quiera ningún español y española, es vaselina». Se me ocurren formas más señoriales para decir que no quiere pactos con los independentistas. Y, la verdad, de poco sirven estas alusiones lúbricas al sexo angosto a la hora de estorbar lo que está haciendo su partido. Porque mucho protestar, pero nadie impide nada a Pedro Sánchez.
Entretanto, las negociaciones deben ir a buen ritmo, a juzgar por las contorsiones acrobáticas de Pedro Sánchez, que repite y repite lo de «conflicto político» para referirse al golpismo en Cataluña. El presidente anda botafumeiro en ristre, incensando la liturgia de su sacristán Iceta. El del PSC pidió ayer que «Cataluña sea reconocida como nación, como sujeto político no independiente, pero sí con voluntad de ejercer su autogobierno». O sea, la escisión de la soberanía nacional en soberanías fraccionadas. La España confederal. Y confirmó que está de acuerdo con una mesa de negociación «entre Gobiernos», lo cual es de aurora boreal teniendo en cuenta que los socialistas apoyaron el 155 de Rajoy.
«Yo quiero diálogo y creo que muchos ciudadanos no entenderían que las dos partes que dicen querer dialogar no se pusieran de acuerdo en cómo hacerlo», dice el de los bailes. Curiosa evolución la de las palabras en la era de pensamiento líquido. Ahora, diálogo es sinónimo de vaselina.
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