Opinión
«Nochemala»
Nada más lejos de mi ánimo que convertirme en aguafiestas en esta noche tan especial, en la que celebramos el mayor acontecimiento de la historia humana, cuando brillan en las plazas los árboles de Navidad, se oyen los alegres villancicos, se reúnen las familias y hasta invitamos al Rey a la mesa. A ver qué dice, por cierto, que no está el horno para bollos, como se comprobará a nada que en la alegre reunión familiar salga a relucir la política sobre los manteles. El personal, salvo los entusiastas de la vieja izquierda y los separatistas periféricos, anda cabreado con lo que está pasando e inquieto con lo que puede pasar. Me parece que Felipe VI no es una excepción, aunque se presente sereno y aparentemente confiado. Puede que excesivamente prudente y confiado, por miedo a salirse un milímetro de su estricto papel institucional, que está siendo puesto peligrosamente a prueba desde el día que relevó a su padre. Digamos abiertamente que en España, si hablamos de política, hoy parece más «Nochemala» que Nochebuena. Asistimos al nacimiento con fórceps de un Gobierno con dos cabezas y extremidades deformes.
Es el fruto de un largo parto con diversos aplazamientos. Ha tenido que ocurrir el evidente sometimiento del centenario Partido Socialista y del Gobierno de la nación en funciones a las exigencias de Esquerra Republicana de Cataluña y, en general, de las fuerzas nacionalistas anticonstitucionales y de la vieja izquierda republicana para que nazca por fin, como regalo de Reyes, el Gobierno de Pedro Sánchez, que se define como «progresista y de diálogo» y que, desde luego, no garantiza la gobernabilidad con la eficacia y autoridad que las circunstancias requieren. Ya se está viendo, sin ir más lejos, lo que pintamos en Europa. Los que aplauden el engendro sacan a relucir, como si fuera una consigna, la supuesta complicidad de la derecha democrática con Vox, que califican de extrema derecha y que consideran más perniciosa y anticonstitucional, dónde va a parar, que Podemos, ERC y toda la patulea nacionalista y separatista. Así, desde la equidistancia irresponsable y canalla, justifican el despropósito político al que asistimos estas Navidades. Convendría aclarar ya los oscuros compromisos del PSOE con ERC y con Podemos –lo de la Abogacía del Estado es sólo un detalle–. Toda la operación parece destinada a afianzarse la izquierda a toda costa en el poder cortándole el paso a la derecha constitucional. A punto de nacer en la «Nochemala» el nuevo Gobierno, se alzan ya acusaciones de traición, que son palabras mayores que no presagian nada bueno.
¡Feliz Nochebuena a todos!
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