
Y volvieron cantando
Estrategias en «previsión de»
El núcleo duro de Núñez Feijóo sabe perfectamente lo que hace y por qué lo hace
Me apuntaba esta semana un veterano dirigente del Partido Popular que siempre resulta positivo tener la maquinaria en perfecto estado de revista para afrontar eventuales contiendas electorales adelantadas, hasta ahí nada que objetar y todos a una en el partido liderado por Núñez Feijóo, cosa muy distinta es poner en marcha según qué movimientos estratégicos en función de lo que no está en las manos de uno y en previsión de algo que puede ocurrir o no, sencillamente porque de ese botón nuclear solo dispone el adversario político cuya estrategia, ni se corresponde con la de la oposición, ni tiene vocación alguna de llevar a cabo determinados movimientos que, aun siendo muy probablemente buenos para el país, tal vez no lo sean tanto para sus propios intereses de partido.
Estoy completamente seguro de que el núcleo duro de Núñez Feijóo sabe perfectamente lo que hace y por qué lo hace, pero en cuestiones que disfrutan de un amplio margen para ser anunciadas y llevadas cabo, mentes cerriles como la mía no acababan de entender este lunes, cómo se lanzaba al ruedo mediático el anuncio de un congreso nacional para julio quitándole espacio y protagonismo al monotema que acogotaba a Ferraz y La Moncloa ocupando a todos los medios de comunicación del país a propósito de los wasaps Sánchez-Ábalos y las denuncias de destacados «barones» socialistas ante los modos de su líder (no había más que contemplar el salvavidas que este anuncio supuso para algunos medios afines al gobierno socialista, primero confusos ante las filtraciones de los contactos entre el Presidente y su ex número dos ahora bajo el foco judicial y a continuación chapoteando en la piscina medio llena que les brindaba el anuncio de Génova 13.
Siempre resulta positiva la celebración de un «cónclave», sobre todo, porque si sale bien lanza una alternativa de gobierno ante los españoles frente al desbarajuste de un ejecutivo más centrado en defenderse del cerco de la presunta corrupción que de gobernar con las manos libres que dan sólidas mayorías. Cuestión distinta es la elección de fecha para la primera semana de julio, con la mente de media España ya puesta en el éxodo vacacional, aunque con la ventaja de dejar bien cerrado el melón de cara al próximo curso y evitando «enredos» estivales. Dicho todo, el maletín nuclear de elecciones solo lo tiene el señor de La Moncloa.
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