Opinión

¡FELIZ 2020!

A uno le gustaría terminar el año en paz, esparciendo en el corazón de los lectores un poco de esperanza, felicidad y buen humor. Si no oro, al menos incienso y mirra. Pero, a la vista de lo que viene, con no buenas perspectivas económicas, creo que el horno no está para bollos. Llega un año redondo y bisiesto, que se presenta con las alforjas cargadas de inquietud, de sospechas y de incertidumbre. El personal lo recibe, según las encuestas, con el ánimo encogido, mientras se dispone a comer las uvas, como si aquí no pasara nada, al ritmo de las campanadas del reloj de la Puerta del Sol. No llegan a ser las uvas de la ira, pero les falta poco.

En 2020 inauguramos una nueva etapa política en España, que levanta pasiones enfrentadas. Es una experiencia histórica nueva, que recuerda vagamente al Frente Popular de los años 30 de ingrato recuerdo para muchos. Esta es la vez que los españoles aparecen políticamente más enfrentados desde la muerte de Franco. El drama de los años 30, aquí y en Europa, sucedió al relajo de los alegres años 20. Los más viejos y los más avisados no lo olvidan. Entramos en un terreno desconocido, inexplorado, que, a poco que nos descuidemos, nos desviará insensiblemente del camino constitucional emprendido en 1978. Los más susceptibles creen que esa desviación ya ha comenzado con las condiciones impuestas por unos y por otros –sobre todo Podemos y ERC– para la formación del nuevo Gobierno. Desde luego, la Monarquía en estas oscuras transacciones no queda bien parada.

Dice don Benito Pérez Galdós, cuyo centenario de su muerte celebramos en este perturbador 2020, que «en España no se premia más que a los tontos y a los que meten bulla sin hacer nada». Eso parece. Dice también que en España no hay más que tres cosas buenas: la Guardia Civil, las uvas de albillo y el Museo del Prado. En esto puede que exagere un poco. A mi me gusta lo que dice en los Episodios Nacionales: «-Muchacho, ¿qué gritan? -¡Viva la libertad! -Pues atranca la puerta». Y siguiendo en esta línea, podríamos añadir: «-Muchacho, ¿qué gritan? -¡Viva el progreso! -Pues agárrate la cartera». Y así sucesivamente. Ya puestos, ahí va lo que dice don Benito en «Fortunata y Jacinta»: «La Península, ardiendo por los cuatro costados, era una inmensa pira a la cual cada español había llevado su tea y el Gobierno soplaba». Se refiere a los excesos de la primera República. Y no escarmentamos. Pero de otras peores hemos salido. ¡Feliz Año Nuevo!