Opinión
Gobierno bicéfalo
Hoy, 7 de enero de 2020, nace por fin, si no hay contratiempo de última hora, el primer Gobierno bicéfalo de España, con la etiqueta de progresista. Sus parteros son los herederos del viejo Partido Comunista, Esquerra Republicana de Cataluña, el PNV, los herederos de ETA, los nacionalistas gallegos y otros representantes singulares de la dispersión nacional, con «Teruel Existe» a la cabeza, que da la nota pintoresca. ¡Lo mejor de cada casa! A todos ellos se les han hecho promesas difíciles de cumplir, algunas muy comprometedoras, para poder superar el trance e instalar definitivamente al socialista Pedro Sánchez en el despacho presidencial de La Moncloa y al podemita Pablo Iglesias, en la sala de mandos de la Vicepresidencia.
La complejidad del parto revela su fragilidad y la dificultad de funcionamiento, con el riesgo de comportamientos autoritarios que rocen la legalidad constitucional y, en general, el ejercicio democrático del poder. Éste es un temor muy extendido entre las fuerzas de la oposición y en sectores sensibles de la opinión pública, alarmados por declaraciones e insinuaciones críticas del dirigente de Podemos hacia la Justicia y los medios de comunicación. Preocupa, en este sentido, el comportamiento poco escrupuloso, voluble y acomodaticio, del presidente Sánchez, según ha puesto de relieve con notable escándalo en las negociaciones con los distintos socios, sobre todo las oscuras promesas a ERC, para alcanzar el Gobierno. No va a ser fácil gobernar con tanta hipoteca, tan frágiles apoyos seguros y una oposición tan enfurecida, a la que se desprecia e insulta. Los idiotas de la equidistancia, responsables en gran manera del desaguisado, se llevan ahora las manos a la cabeza y siguen cargando los errores de Pedro Sánchez –su protegido hasta ayer– sobre los hombros de la derecha, a la que continúan caricaturizando y denigrando sin venir a cuento, metiendo a todos en el insultante saco de la «derechona». Así lavan los aprovechados del «sistema socialista» su mala conciencia en uno de los momentos más delicados de la vida nacional.
Ayer el Rey, en el acto de la Pascua Militar, dejó claro ante el presidente Sánchez y el Gobierno bicéfalo que tiene el firme compromiso de las Fuerzas Armadas con España y la Constitución. No puede ser de otra manera. Nos habíamos olvidado de los «poderes fácticos». A ver la reacción de la Iglesia y del mundo de los negocios. Son, con el Rey, la Justicia, la Oposición y la Prensa libre los contrapesos a cualquier arbitrariedad. «Y paréceme a mí –dijo Sancho– que en esto de los gobiernos todo es comenzar».
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