
Opinión
Salir de la jaula
Sólo Jorge Mario Bergoglio podía permitirse afirmar que el Papa está «enjaulado» refiriéndose a su situación desde que la epidemia del corona virus le ha obligado a reducir al mínimo sus contactos con el exterior. Sí, Francisco recibe a algunas personas en audiencia –especialmente cardenales de la Curia Romana o embajadores que se van o llegan a la Santa Sede– pero echa mucho en falta mantener con los fieles esa estrecha relación que se manifestaba en las multitudinarias audiencias de los miércoles o a la hora del Ángelus dominical. Como ha declarado en más de una ocasión no se trata de populismo o triunfalismo sino de la necesidad del pastor de sentirse cercano a su ovejas y de que estas a su vez puedan verle, tocarle, aclamarle, suplicarle.
Quedan abiertas las puertas de las redes sociales y de internet; sus misas en Santa Marta son transmitidas todos los días en «streaming» (de las siete a las ocho de la mañana a través de Vatican News.va) y el mismo sistema se aplica en las audiencias semanales y los domingos para rezar el Ángelus. Pero además tiene a disposición otros medios de comunicación: en los últimos días ha concedido dos extensas entrevistas a periódicos italianos y este domingo volverá a aparecer en un canal español de televisión. Tema central: manifestar cercanía y apoyo a las víctimas del coronavirus, a sus familiares, al personal sanitario, a las fuerzas de seguridad, a los voluntarios, a los gobernantes. Y a los sacerdotes les ha pedido que no se aparten de su fieles enfermos y que les conforten y consuelen. Si pudiese, sería el primero en hacerlo pero por ahora sigue «en la jaula».
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