Coronavirus

Cinco chupitos de vodka, por favor

Iglesias dice que la riqueza nacional está subordinada al interés genreal, como si añorara una nacionalización»

Es lo que debe de estar pensando Carlos de Inglaterra: «Treinta años esperando la corona y me llega el coronavirus». Para que luego diga Iglesias que en la pandemia también hay clases, como si el virus no le hubiera tocado a su Irene, que repite, y a la vice Calvo, y a Alberto de Mónaco, y a Plácido Domingo, y a la señora del presi, y a muchos más, pese a que se lavaban las manos más que Pilatos y Salvador Illa. A falta de un «Aló Vice», el líder de Podemos se monta su particular «show» en las redes. Gran pescador.

Ahora señala que toda la riqueza nacional está subordinada al interés general, como si añorara una nacionalización total urgente añadida a la paralización total de la economía que nos va a costar la ruina total o algo así. Si el Estado no recauda IVA, IRPF y Sociedades, ya me contarán Pablo y Garzón de dónde va a salir la pasta gansa para los respiradores, el paracetamol y las pensiones. La hibernación, leo, nos va a costar más de 60.000 millones de euros, y el oso Yogui ha comentado: «Eso es una hibernación de lujo y no lo nuestro».

La pregunta es si la paralización de las actividades no esenciales afecta o no al Gobierno. Es lo que tiene el caos, que genera dudas y más dudas. La fiebre dispara sueños. Cuentan que el del vice segundo es surfear la ola del caos y gracias a las cuarentenas de Calvo y la hipotética del presi, verse cuanto antes frente al Consejo de Ministros con Irene en el Mando Único por videoconferencia. De momento, ya ha enviado a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, al trastero. Y no parará hasta que Nadia sea Nadie.

A todo esto, Él se va quedando solo. En el patio de recreo virtual de la Moncloa está viendo que ya no le ajuntan muchos coleguis de toda la vida, ni Pablo Casado, ni Garamendi, ni los presidentes autonómicos. Ya no comparten el bocata ni la pelota. Hasta los separatistas se separan. Rodeado de soledades (desde su Begoña hasta Simón el Cirineo, pasando Carmen, Irene…) parece como si estuviéramos ante un equipo de gobernantes náufragos leyendo «Cien años de soledad». Tendrían que organizar una Gran Mesa de Acción Nacional (leo a Morodo), pedirse con las cañas unas bravas, animarse y luego nombrar sin prisas una comisión que nombre un comité que nombre una junta que nombre… «También estar encerrados y lavarse las manos es de héroes».

Así nos animan. Nos hablan de héroes cuando hace tiempo que dejamos la heroicidad en manos de Marvel y los videojuegos. Cuando suene el chupinazo (si San Fermín no está en cuarentena) y anuncien que van a ser ocho días de encierro, sólo va a ir a Pamplona el fantasma de Hemingway con pañuelo rojo. El profeta Miguel Ángel Revilla ve en las entrañas de una anchoa de Santoña que el confinamiento va a llegar a mayo, no te quites el sayo. No digo yo que sea un ejemplo, válgame el cielo, pero muchos ya adoran al nuevo héroe del día, y no es Spiderman: se llama Aleksander, preside Bielorrusia y ha regalado al mundo su vacuna contra el virus: lavarse las manos con vodka, sauna, jugar al hockey y tomarse cinco chupitos al día. De vodka, claro. Aquí no sabemos a qué juega Él y si el hombre que le susurra al oído le aconsejará los cinco chupitos al día reglamentarios. Mano de santo, dicen. Y no de San Pablo