Estado de alarma

Un Primero de Mayo para reivindicar

La celebración de este Primero de Mayo será peculiar. No habrá manifestaciones. No habrá discursos en las plazas. Ni tampoco abrazos y cañas en las terrazas de los bares. Hay poco que celebrar, pero seguramente mucho que reivindicar. Empiezo por aquí, por mi propia reivindicación. Pónganse de acuerdo señores. Gobierno y partidos. Todos. Y el que se quede fuera que asuma las consecuencias.

Los datos del PIB no han sorprendido. La economía ha caído un 5,2%. La oposición se afanará a montar su propio circo atacando con denuedo al Gobierno. Pero, harán bien en ver que Francia ha caído un 5,8%, en Alemania se espera una caída superior al 4%, en Reino Unido esperan una contracción del 30% de su PIB y hasta los arrogantes holandeses se van a atragantar en su desayuno. La zona euro caerá en picado y en el segundo semestre las cosas no irán a mejor. A ver si esta ducha fría, arruga a los supremacistas que miran la crisis pensando que no les afecta. Europa debe aparecer y actuar. Hasta ahora ha sido un triste convidado de piedra.

En España, tenemos que sumar a la hecatombe porque son parte de ella, el cierre de negocios, de miles de ellos, que no van a poder soportar la situación, los afectados de los expedientes de regulación y la pobreza, sí la pobreza, que va en aumento. Los datos de las organizaciones solidarias son espeluznantes. No dan abasto para repartir alimentos y las donaciones de empresas y particulares se hacen insuficientes ante lo que se avecina.

Estamos en un estado de emergencia, sin duda. No sólo sanitaria, sino económica, y jugar al regateo a corto plazo es de una IRRESPONSABILIDAD, así en mayúsculas de alto standing. Algunos están jugando con fuego y creo, sinceramente, que se van a quemar. En este mes y medio de pandemia, de encierro, los millones de sabios de este país, que hasta ahora se dedicaban a opinar de fútbol siendo los mejores entrenadores o de periodismo, siendo los mejores periodistas, ahora opinan sobre cómo afrontar el coronavirus. Conclusión, todo se hace fatal y “ellos” lo hubieran hecho de otra forma. Eso sí, a toro pasado.

El pleno de esta semana en el Congreso fue descorazonador. Casado criticó mucho, está en su papel, pero no hizo ni una sola propuesta. La oposición debe criticar, pero también proponer. No vale hacerlo a toro pasado. No vale estar a favor de que salgan los niños a la calle, un día después de que el gobierno de Madrid lo denegara porque la propuesta era de su vicepresidente. Y no vale, como dijo García Egea, de acusar al gobierno de hacer las cosas por ideología, porque eso quiere decir que si acusa al Gobierno de actuar ideológicamente es porque el PP no lo hace, no tiene ideología. No sé si es una buena forma de definir a un partido político.

ERC amenaza con dejar con el “culo al aire” al ejecutivo y no prorrogar el estado de alarma. Gabriel Rufián es hábil. Asume el protagonismo de los independentistas en Madrid, por dejación de responsabilidades de Junts per Catalunya que no acude casi nunca a los plenos, y así suplir el KO que sufre ERC en Catalunya, porque Torra les ha robado la cartera y el protagonismo. Ahora, las Comunidades quieren liderar la desescalada. El PNV también lanza su órdago. No se quejaron tanto cuando las cosas venían mal dadas. Ahora que las cosas pintan mejor quieren asumir el control.

Y así, los millones de sabios siguen manifestándose. El Gobierno no todo lo hace bien, pero seguro que no todo se hace mal. Quizás debiera explicar, por ejemplo, qué pasará con los ERTE

en los sectores que abrirán, si se podrán mantener para los trabajadores que no vuelvan al trabajo porque no hay masa crítica suficiente para sostenerlo, o si se ampliarán los plazos para no pagar impuestos. También las autonomías, sus gobiernos, deberían explicar qué harían diferente más allá de criticar. Se han escandalizado por el ámbito de la provincia como referente pero Sánchez lo dijo en su comparecencia del martes “cabrán excepciones si resultan motivadas por las CCAA”. Pues ya saben señores y señoras de las autonomías, propongan, no sólo se quejen. Es hora de estar a la altura, no de ponerse al frente de los millones de sabios que todo lo arreglan. Es hora de la reconstrucción. Por el bien de todos, no sólo pensando en la próxima curva electoral. Espero que este fin de semana reflexionen. Es Primero de Mayo, hora de reivindicar.