Ridículo

¿El que acabe el paseo a las diez, puede alargarlo encaminándose a continuación al supermercado? ¿Los niños y mayores podrán saludarse en sus itinerarios cruzados a las 12 y las 19? El horario del Gobierno para el «desconfinamiento» es ridículo. Una franja para deportistas, otra para niños, otra para dependientes y mayores… ¡Es imposible que alguien con desmemoria recuerde las normas! Es más que probable que todos se confundan, sin hablar de la picaresca.
Tiene razón el alcalde de Madrid, aquí lo que hace falta es sentido común. La sensatez permite organizar y simplificar a la vez. Mi hijo mayor está confinado en Bulgaria y allí los mayores salen por la mañana y el resto de la población, por la tarde. Así la tercera edad –que es la población de riesgo– se beneficia de la higienización de los establecimientos, que se hace a fondo por la noche, y evita mezclarse con los niños y el resto de la gente.
Si reglamentas en exceso, acabas cayendo en el caos. Ya he mencionado alguna vez las novelas de Ismail Kadaré, una parábola sobre régimen comunista albanés de Hoxha y sus «inspectores de sueños». Los detectives del Estado anticipaban la resistencia al régimen a través de las ideas que los ciudadanos elaboraban en el subconsciente por las noches. La situación era tan hilarante como la que han montado nuestros mandatarios. Nada más gozoso que esa reunión de «apparatchiks» nacionales disputándose franjas horarias para menores, maduros, ancianos y enfermos. ¡Ay, lo que les gusta un control…!