Política

Sánchez se da la absolución

Pedro Sánchez solo intenta sobrevivir. Esa es la conclusión a la que se llega cuando se analiza la actitud que el gobierno toma día a día. Muchas personas se preguntan porqué el presidente, o algún otro miembro destacado de su gabinete, realizan prácticamente todos los días una comparencia cuando la información nueva que aportan es nula. No es porque sean tan simples de creer que a mayor tiempo de permanencia delante de una cámara ganan más popularidad, se trata más bien de otros asuntos.

Por ejemplo, que todo vacío de información es ocupado inmediatamente por los adversarios. O algo más sutil, Sánchez ha elegido la estrategia de culpabilizar a quien disienta de su gestión, de manera que esta no es discutida. Sánchez no ha generado una red de apoyos estables, todo lo contrario, cada votación importante es una cuestión de confianza en la que debe dar el resto para conseguir los apoyos. En unos días volverá a solicitar en el Congreso el apoyo para prorrogar el estado de alarma. Su táctica inicial es lograr el apoyo de los que le hicieron presidente, pero estos se encuentran hoy bastante lejos de las posiciones de Sánchez.

PNV y Bildu juegan sus cartas de cara a las elecciones vascas, al igual que los independentistas catalanes, de manera que la negociación va a consistir en esquilmar hasta el último euro, 4.000 millones han sido ya exigidos por el inefable Torra, pero eso es solo el aperitivo. Por otra parte, Casado espera con apetito voraz a que el PSOE dé un traspiés y dará su apoyo al gobierno solo en aquello en que, de no hacerlo, le suponga coste electoral.

En este contexto, Sánchez ha decidido contar día a día, como en una telenovela, quién es el culpable de que cada acción del gobierno pueda no salir adelante. Identifica la acción del gobierno con la mejor posible para el país. De esta manera, es fácil identificar a los enemigos de España. En la última comparecencia, ofreció la cogobernanza en la desescalada a las comunidades, para que los independentistas y nacionalistas se queden sin coartada. Da igual si la desescalada debe ser administrada por el gobierno o no, se trata de que si votan en contra serán irresponsables, al igual que si lo hacen PP y Ciudadanos.

En definitiva, no consiste en discutir el plan sino en buscar un culpable si no se cumple. Eso sí, puede ocurrir que el estado de alarma se prorrogue y que el plan de desconfinamiento se transforme en un repunte de la enfermedad. En ese caso, también hay culpable. Sánchez lo dejo entrever cuando afirmó que es probable que haya un rebrote, eso si, no por culpa del gobierno sino por incumplimiento de las recomendaciones por parte de los ciudadanos. Es decir, que si el plan no sale adelante, es culpa de los socios o de la oposición y si sale y fracasa, de los ciudadanos. Pero si la desescalada es un éxito, será del presidente. Realmente es genial.