Internacional

Indiana Jones contra el coronavirus

«A veces estás con tus pies hundidos en el guano de los murciélagos que es otra fuente importante de virus»

Si Harrison Ford no tuviera ya una edad con la que es imposible representar algunas escenas de acción y si a Steven Spielberg le volvieran las ganas de retomar la saga, podrían adaptar Indiana Jones a estos tiempos. Porque (y ojo a lo que voy a decir ahora) Indiana Jones no ha envejecido especialmente bien, quizá se le podía dar algún retoque, y, además, lo de buscar arcas perdidas podía tener su punto de gracia, pero palidece cuando hay científicos, sin sombrero ni látigo que van de cueva en cueva buscando virus.

«Tenemos que entrar ahí para estudiar las colonias. Hay algunas cuevas que son muy calurosas. Son más cálidas por dentro que por fuera y vas vestido con todo el equipo de protección y se vuelve muy sofocante», asegura Marc Valitutto, un veterinario del Instituto Smithsonian en EE.UU, en un reportaje que le ha hecho BBC News.

Su trabajo consiste en viajar por el mundo, entrar en las cuevas en las que saben que hay murciélagos, obtener sangre de ellos y mandarla, después, a analizar para descubrir si están incubando un nuevo virus que pueda trasladarse a los humanos. Para evitar, en fin, que otro coronavirus se expanda sin remedio por el planeta. Ya saben, el típico trabajo de oficina.

«A veces estás con tus pies hundidos en el guano de los murciélagos que es otra fuente importante de virus», dice Jon Eipstein, según el apasionante reportaje de la BBC, uno de los más reputados científicos dedicados a cazar virus: «Solo hace falta un pequeño accidente para que un virus se pase a un humano, de ahí el temor de que las personas que tratamos de evitarlo nos convirtamos en los que podemos iniciar una epidemia. Es por eso que tenemos muchos protocolos y tenemos que tomar muchas medidas para evitar que esto pase».

Se centran en los murciélagos porque se ha comprobado que son, junto a los ratones y los primates, los animales que más probabilidades tienen de pasar los virus a los humanos.

Esa es la principal teoría respecto al coronavirus: que pasó de un murciélago a los humanos, aunque aún queda mucho por saber cómo lo hizo.

Y queda más aún para convencer a los que piensan que se inventó en un laboratorio. Que sería, por tanto, algo limpio, maquiavélico y muy, muy conspiranoico. Muy típico de esta época de Twitter y lejano a estos modernos Indiana, que van de cueva en cueva: «Como científicos no podemos llegar a comunidades y comenzar a cazar los animales. Una de las cosas que a veces se desconoce es que muchas grandes poblaciones de murciélagos viven cerca de comunidades humanas y algunos viven hasta en las casas de muchas personas», continúa Epstein en el reportaje. «Tenemos que hablar con la comunidad, con sus líderes, presentar lo que queremos hacer y demostrar que lo que queremos hacer puede ser beneficioso para ellos. También necesitamos que nos ayuden».

Es lo malo de la realidad. Indy, con dos tortas, lo arreglaba.