Opinión

Balmis y la sanidad militar

Recientemente se ha dado por concluida la Operación Balmis, llevada a cabo por nuestras Fuerzas Armadas en apoyo a la población española con motivo de la pandemia del COVID-19, y que le debe su nombre al cirujano militar Don Francisco Xavier de Balmis, quien dirigió la Expedición de la Viruela por Hispanoamérica y Filipinas a principios del siglo XIX.

La Filantrópica Expedición fue fruto de la preocupación de la Corona española por la salud de los habitantes del Nuevo Mundo, y tuvo por finalidad difundir la vacuna de la viruela, que tantos estragos causaba. Se eligió para dirigirla a un cirujano militar de reconocida valía, ayudado por otro médico militar, Don José Salvany, quien perdió la vida durante en la Expedición,

La acción sanitaria española en el Nuevo Continente fue una preocupación muy temprana. El primer hospital en América fue edificado en Santo Domingo, en 1503. El segundo, el de la Purísima Concepción, establecido por Hernán Cortés en Ciudad México en 1524, y el tercero, el Hospital de la Misericordia en Guatemala, en 1527. En cambio, los franceses no fundan su primer hospital en América hasta 1659, en Silery, Canadá; y los ingleses en Nueva York, en 1663.

La medicina militar española ha acompañado indisolublemente a nuestras tropas en toda acción o presencia en el mundo, dando numerosos ejemplos de gran profesionalidad.

Veamos algunos: Don Pedro Virgili, cirujano mayor de la Armada, fundó en 1748 el Real Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz, origen de la actual Facultad de Medicina. Es considerado el alma de la moderna cirugía española, concediéndosele el título de «Marques de la Salud».

Nuestro premio Nobel de Medicina, Don Santiago Ramón y Cajal, opositó en 1873 al Cuerpo de Sanidad Militar, participando en la Tercera Guerra Carlista y en la de Cuba, como capitán médico. Su estancia en aquella isla casi le cuesta la vida debido a las penalidades y enfermedades que sufrió. Gravemente enfermo de malaria, tuvo que ser evacuado a España.

Don Rogelio Vigil de Quiñones fue el médico militar de «Los Últimos de Filipinas», quien, con gran celo, cuidó de los gravísimos problemas de salud que los componentes del destacamento padecieron durante su resistencia en la iglesia de Baler. Es indudable que mereció la Laureada.

El médico militar Don Fidel Pagés fue el descubridor de la anestesia epidural, gran avance de la medicina. En 1912 publicó su trabajo «La lucha en campaña contra las enfermedades infecciosas», donde exponía las técnicas que los médicos japoneses habían desarrollado durante la Guerra Ruso-Japonesa y que él había puesto en práctica en Melilla. Durante la Primera Guerra Mundial fue comisionado para inspeccionar los campos de prisioneros de Austria-Hungría, donde practicó un gran número de operaciones quirúrgicas, con las que obtuvo una gran reputación internacional.

El prestigioso psiquiatra, también médico militar, Don Antonio Vallejo-Nájera, llego a ser coronel médico, e igualmente fue comisionado, junto con otros médicos militares, para inspeccionar los campos de prisioneros en 1917.

Es poco conocido que España, a solicitud de los EEUU, envió a Vietnam una Misión Sanitaria desde 1966 hasta 1971. Formaban la expedición cuatro médicos, entre ellos el hoy general médico Don Antonio Velázquez Rivera, siete enfermeros y un oficial de intendencia. Este grupo sanitario de españoles se ganó el cariño incluso del Vietkong. Como explica Javier Santamarta, autor del libro «Siempre tuvimos héroes», «estos sanitarios españoles asistieron a personas de cualquier bando y, sobre todo, a la población local, que llegó a poner el nombre de España a un puente»

Desde que España comenzó sus actividades científicas en la Antártida, en 2008, los médicos y enfermeros del Cuerpo Militar de Sanidad son los responsables del área de Sanidad de las Bases Antárticas «Gabriel de Castilla» y «Juan Carlos I» en las islas Decepción y Livingston, ejerciendo sus funciones en condiciones extremas.

Igualmente, en todas las operaciones en el exterior llevadas a cabo por las Fuerzas Armadas en los últimos 30 años, el Cuerpo Militar de Sanidad ha ejercido sus funciones, entre otras en El Salvador, Nicaragua, Irak, Afganistán, Líbano, antigua Yugoslavia, Mali, Somalia, etc… También ha asistido a la población civil, como en Afganistán a más de 35.000 personas, en Haití más de 8.000 o en Mozambique más de 4.500. Se han instalado numerosos hospitales de campaña y realizado innumerables asistencias mediante telemedicina, donde nuestra sanidad militar, con cinco siglos de existencia, es puntera. Debemos recordar igualmente el papel fundamental que nuestra sanidad militar tuvo en la gestión del Évola. En estos 30 años la sanidad militar española ha llevado a cabo más de 50 operaciones en el exterior.

Esta desgraciada pandemia ha servido para poner en valor a las Fuerzas Armadas como Reserva Estratégica Nacional, no solo ante conflictos armados, lo que iría de suyo, sino ante situaciones de emergencias derivadas de catástrofes naturales o sanitarias, como la del COVID-19. La Operación Balmis, que ha sido el mayor despliegue militar de España en tiempos de paz, se ha cerrado con más de 20.000 intervenciones en apoyo de 2.302 localidades, 11.061 desinfecciones, 5.301 actuaciones en residencias, otras 3.477 en hospitales o centros de salud y 1.340 en centros sociales, interviniendo más de 188.000 militares. El Cuerpo de Sanidad Militar se configura como un bastión imprescindible, gracias a la enorme profesionalidad de sus miembros, así como a su inestimable experiencia en situaciones límites.