Opinión

Ayuso Suárez 1-Sánchez Tejero 0

«Sánchez se comporta cual émulo de Maduro o como un tejerito de tres al cuarto»

El machismo atávico lleva a cometer errores de bulto cuando compites con una mujer en el orden de la vida que sea. Pensar que una mujer es imbécil integral por el mero hecho de serlo es más propio de neandertales o ayatolás iraníes. Éste es uno de los errores que han cometido Sánchez y su spin doctorcete, Iván Redondo. Fabricaron un estereotipo de Ayuso más falso que Judas y, al final, de tanto mentir, de tanto colarlo de rondón a sus periodistas de cámara, acabaron por creérselo. Consecuencia: la presidenta de Madrid les ha metido ya tres o cuatro rejonazos de ésos que dejan a un toro herido de muerte. Hay que ser muy mentecato para pensar que alguien que llega a la primera a la Presidencia de la comunidad más importante en términos económicos y geoestratégicos es tonta del bote. Lo avisé en este mismo hueco hace una semana y lo reitero: de tanto pegarle a Ayuso han acabado por convertirla en el personajazo y en la suerte de monopolio político que es hoy en Madrid.

Las encuestas no mienten: ella goza de un nivel de conocimiento del 95% frente al 30% escaso en el mejor de los casos del sensato Gabilondo, el 40% del traidorzuelo Aguado y el 20% de la delincuente Isa Serra. La decisión de Sánchez y Redondete de aceptar conferir tratamiento de primer ministro extranjero a Díaz Ayuso, como si fuera la mismísima Merkel de visita en Madrid, es un error de principiantes en el que no caería ni mi hijo de 13 años. El camino para acabar resultando tonto es creerte el más listo del universo. La aparentemente diabólica pero en el fondo patética decisión de intentar culpar de la irrupción del maldito virus en España a la madrileña es otra metedura de pata que equipara a Redondo más con Torrente que con los grandes genios de su profesión a nivel nacional (Helga Soto, Miguel Ángel Rodríguez o Miguel Barroso) o internacional (Alastair Campbell, Atwater o Bannon). La prepotencia que ha dispensado el guapo Sánchez a Ayuso, a la que machistoidamente ni miraba cuando recorrían Sol, ha sido su tumba. Forzar la máquina con un golpe de Estado blando arrebatando competencias a la Comunidad y ahora decretando el estado de alarma en venganza por la victoria judicial de Ayuso está provocando el efecto contrario al deseado. El madrileño de a pie está al lado de una presidenta que lo único que pretende es conjugar economía y salud.

El cante jondo que provoca el hecho de que se asalte Madrid porque sí, cuando la Comunidad está dando contundentemente la vuelta a la curva, es vomitivo en términos democráticos. Sánchez se comporta cual émulo de Maduro o como un tejerito de tres al cuarto. No contaba el autocrático presidente con que en España aún existe separación de poderes. El revolcón que se llevó anteayer agiganta a Ayuso y jibariza al madelman monclovita. Parafraseando a Unamuno hay que concluir que ni vencen ni convencen. Y, entre tanto, Ayuso subiendo como la espuma en las encuestas. Gracias, Pedro; gracias, Redondete.