José Antonio Vera

Que se vaya también Simón

Hombre, Salvadorilla, no nos haga la faena de irse a Cataluña y dejarnos aquí a Fernando Simón. Está bien que por fin abandone el Gobierno de coalición y se vuelva con su mochila de talante a Cataluña. Allí hay que meter serenidad. Porque lo que ha sido en Madrid, se mire por donde sea, su legado no puede ser peor. Aún recordamos las decisiones gloriosas sobre la compra de tapabocas caducados, lo malo que eran las mascarillas, la manifestación feminista del 8-M, los sanitarios sin protección durante el arranque de la pademia, los test basura comprados a empresas clandestinas, el comité de expertos sin expertos y el empeño en no pedir las PCR a los que entran por el aeropuerto de Barajas. Casi todo lo hizo mal, y tuvo que rectificar. Por no citar los más de 80.000 muertos que llevamos, cuando dijeron que «aquí, en España, como mucho habrá un caso o dos».

El señor Illa es una persona educada. Se lo agradecemos porque en la política de hoy se echa en falta la educación. Pero además de educación es necesaria la gestión. Y de eso en su Ministerio no ha habido nada. Solo palabras, duras contra Ayuso en Madrid, tibias con el independentismo en Cataluña, de colegueo con el socialismo.

Verdad es que Salvador Illa no dijo, como otros, «hemos derrotado al virus». El virus sigue vivo llenando los hospitales y saturando las Unidades de Cuidados Intensivos de toda España en esta tercena ola. Pero al frente de la pandemia, como dicen al unísono los médicos, su gestión no pudo ser peor.

Por eso está bien que se vuelva a Cataluña, aunque en nada nos consuela el aterrizaje de Iceta en Madrid. La capital no está para bailes. Está para que en la Sanidad mande de verdad alguien que gestione, que es lo que se le pide a Carolina Darias. Que gestione y destituya cuanto antes a Simón, por favor.