8-M
Irene Montero no trabaja mañana
«Quieren convertir el Día de la Mujer en otro Día del Orgullo solo que sin Marlaska»
Mañana no trabajará Irene Montero. Un día normal, vaya. Será su gran aportación al Día de la Mujer. Le estarán muy agradecidas sus compañeras feministas que van como Rocío Jurado, la hembra, de ola en ola hasta el tsumani final en el que acabarán arrasadas por el lodo de la pamplina. Faltonas, pseudoecologistas, anticapitalistas, digamos que algo trastornadas. La prohibición de las manifestaciones oficiales les ha hecho un gran favor. Este año el movimiento se ha fracturado y anda dando tumbos como un hombre con sus primeros tacones. De un lado, las del «No bonita, no», socialistas de toda la vida, y de otro, la tribu de Irene Montero, que está más por la teoría «queer»: ser mujer no tiene nada que ver con el sexo, ya se sabe que la biología es el peor de los patriarcados, lo que las convierte en no se sabe qué. Desde luego, no en mujeres. Si hoy me siento femenina podría aducir que «sí es sí», ¿o era que no?, ya es que me lío. De María Jiménez se decía que cantaba con los bajos y Lola Flores que en casa llevaba los pantalones, lo que seguro que no podrían asegurar todas las ministras. Ahora el referente es Mr. Potato que ha dejado de ser Mr. para quedarse en Potato lo que resulta un poco raro en un tubérculo con bigote.
Han convertido el Día de la Mujer en otro Día del Orgullo solo que sin Marlaska y otros feministros. La meta ya no es la igualdad sino la demolición de las relaciones sociales y afectivas tal y como las conocíamos hasta ahora. El sueldo de una «Kelly» es lo de menos. Como todo movimiento totalitario este nuevo feminismo excluye todo aquello que no convenga a sus objetivos. Los que pensamos de un modo contrario somos de extrema derecha, que no deja de ser otra etiqueta sin valor semántico, un adorno léxico, como un drapeado en un vestido. Y si además somos hombres, porque lo delata la entrepierna, seres malignos necesitados de un psiquiatra. No digamos ya si es otra mujer la que les pone delante el espejo de Blancanieves. «¿Quién es la más destacada mujer del reino?» Y el cristal le responde que es una patata a la que hay que comerse con huevos.
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