Pablo Iglesias
La anomalía española
Estamos, pues, ante lo que podríamos llamar la anomalía española. Políticos que están en el Gobierno y actúan como antisistema ponen en peligro la democracia basada en el sistema constitucional
Como si se hubieran puesto previamente de acuerdo, Javier Cercas y Javier Marías, dos de los intelectuales más reconocidos hoy, dedican su artículo del domingo en “El País Semanal” al comportamiento del líder de Podemos, Pablo Iglesias. El resultado es demoledor. En otros tiempos una crítica tan feroz, tan ajustada y tan coincidente habría provocado la caída fulminante de un político, que además es nada menos que vicepresidente del Gobierno. Sobre la pretendida anormalidad democrática de España propalada por Iglesias, dice Marías: “En el fondo me temo que acertó en su diagnóstico: imposible que haya hoy mucha normalidad democrática si un alma nítidamente totalitaria como él es el tercer representante de la nación”. Se entiende, del Gobierno. Y atribuye al cinismo las “brutales contradicciones e incongruencias” de este partido.
A Javier Cercas le parece increíble, con razón, que nos estemos acostumbrando a un vicepresidente que socava a diario la confianza en la democracia. Y se hace dos preguntas: 1) “¿Cuánto tiempo puede soportar una democracia que sus principales dirigentes la pongan en duda?”. 2) “¿Cuánto tiempo podrá soportar la democracia española un vicepresidente como él?”.
Estamos, pues, ante lo que podríamos llamar la anomalía española. Políticos que están en el Gobierno y actúan como antisistema ponen en peligro la democracia basada en el sistema constitucional. ¿Cuánto aguantará el sistema sin romperse? Lo significativo es que dos observadores tan lúcidos como Javier Marías y Javier Cercas hayan dado la voz de alarma a la vez, el mismo día, en un medio influyente e inequívocamente complaciente con el actual Gobierno. Su denuncia -una especie de “Yo acuso” al alimón- debería ser escuchada y tenida en cuenta.
Esta anomalía española está siendo observada con inquietud en Bruselas, en las cancillerías europeas y en la Casa Blanca. No deja de llamar la atención que, a estas alturas, entre el presidente Biden y el presidente Sánchez no haya habido aún ni un breve intercambio telefónico de saludo protocolario. Según cuenta Carlos Cuesta, en un largo informe en “Ok Diario”, el espionaje de Estados Unidos, Reino Unido e Israel restringe la información a España, también sobre terrorismo, por la presencia de Podemos en el Gobierno y en el CNI. Ni siquiera nos invitan a reuniones importantes. No se fían de Pablo Iglesias y sus compromisos internacionales. Lo peor es que ya no se fían de nosotros. La pregunta es: ¿Cuándo dejará España de ser diferente?
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