Política

Bajar del autobús para ganar

«Algo falló o alguien porque Redondo sí bajaraba la reacción de Díaz Ayuso»

Inés Arrimadas se ha pasado de lista o de pardilla. Quizá ignora que en política no hay prisioneros, sino víctimas y ahora Ciudadanos, por sus errores y por los de su predecesor, Albert Rivera, camina hacia la desaparición. Hay algo de «dejà vu» en todo esto, con el precedente de Rosa Díez y su UPyD. Los dos partidos despertaron ilusiones y esperanzas. Ambos las tracionaron y dejan como herencia la fragmentación política y un complicado camino hacia la recomposición del bipartidismo imperfecto PSOE-PP, muy criticado, pero que dio a España sus mejores años de estabilidad y prosperidad en siglos. Arrimadas, acaso agobiada por los nervios en su equipo tras el batacazo electoral en Cataluña, quizá se precipitó. Hay indicios de que en la Moncloa eran conscientes de que Isabel Díaz Ayuso podría convocar elecciones en un escenario de esta naturaleza y ante la endeblez en las urnas de Ángel Gabilondo y la ausencia de un recambio para él. Iván Redondo, el protoasesor de Pedro Sánchez, tenía esa hipótesis sobre la mesa. Algo falló o quizá Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Díaz Ayuso –de alguna manera su Redondo–, siempre partidario de la acción, se encontró una oportunidad que solo requería de un personaje como la presidenta madrileña. Arrimadas nunca lo imaginó, pero le ha hecho un regalo muy valioso a Pablo Casado, sobre todo porque los populares tienen ahora la ventaja de jugar su partido con Vox –inevitable– en el terreno que más les conviene, Madrid, y con una candidata sin complejos y con los tacones bien puestos. Arrimadas tiene todavía por delante el resto de la legislatura y tendrá que administrar sus diputados, que pueden ser decisivos y también moneda de cambio en ciertos casos. En Madrid, el PP sale con ventaja, pero la factoría Redondo sacará algún conejo de la chistera y no da el partido por perdido. No consta que Arrimadas, ni Díaz Ayuso, ni tampoco Sánchez hayan leído a Hölderling, pero alguien recuerda sus versos: «allí donde anida el peligro, crece también la salvación». La presidenta madrileña lleva la iniciativa, pero también sabe que nadie gana elecciones sin bajar del autobús.