Coronavirus

Vacunación sin tregua

Si desde un principio Pedro Sánchez hubiese tenido la voluntad de mantener una comunicación fluida con la Comunidad de Madrid, incluso una colaboración leal y sincera, no sabemos, por supuesto, si se hubiesen ahorrado vidas, pero por lo menos hubiera evitado la confusión que se está viviendo en el proceso de vacunación. Con seguridad, el candidato socialista a presidir la región, Ángel Gabilondo, no hubiera dicho aquello de «el riesgo de morir por Covid es una 54% mayor en Madrid». Pero Sánchez eligió a Isabel Díaz Ayuso como objetivo político a batir por ser un referente de la gestión del PP durante la pandemia. Despreció el esfuerzo realizado para levantar el hospital de Ifema y permaneció impasible a la campaña lanzada desde su propio partido y socios de Podemos contra el Zendal. Ni siquiera tuvo en cuenta que se suministraran mascarillas FFP2 en las farmacias o que se hicieran pruebas de PCR en los mismos establecimientos, controles en los aeropuertos o un pasaporte Covid, medidas todas que luego fueron aceptadas por Sanidad. Ayer, la presidenta de la Comunidad de Madrid planteó que las empresas puedan comprar sus propias vacunas y suministrar las dosis a sus empleados. Si el objetivo es inmunizar al mayor número de personas en el más corto plazo de tiempo, hay que buscar salida a la falta de vacunas. El pasado mes de marzo, Fomento del Trabajo, la patronal catalana, propuso que las empresas participaran en esta gran campaña de vacunación. Una operación de esta magnitud, y viendo cómo el Gobierno español no ha sido capaz de abastecer a las comunidades con las cantidades necesarias, obliga a poner todos los recursos necesarios. La situación la ha descrito con claridad el viceconsejero de Sanidad de Madrid, Antonio Zapatero, al plantear el cierre de los centros de vacunación masiva en la región –Wanda, Winzink Center y Zendal– si no se reciben dosis suficientes. La semana pasada se administraron 270.000, pero si en los próximos días no llegan nuevas partidas, será inviable mantener el mismo ritmo, por lo que se paralizarán las citas. Esta es la situación, de ahí que ayer Sánchez se viese obligado a reiterar que entre abril y septiembre llegarán a España 87 millones de vacunas, sin tener que depender de AstraZeneca.

De la misma manera que la Unión Europea tiene problemas para llegar a acuerdos con las farmacéuticas, el Gobierno los tiene para suministrar a las comunidades, pero ya no basta con anunciar algo que hizo la semana pasada desde Angola, sino ser un miembro activo en la UE para que puedan cumplirse los plazos, y aparcar disputas con las comunidades no gobernadas por el PSOE. España, no lo olvidemos, es el noveno país del mundo en casos (3,4 millones) y fallecidos (76.822), por detrás de los países más poblados del planeta, por lo que no nos podemos permitir dar tregua a la pandemia.