Y volvieron cantando

¿Esto de qué va Yolanda?

Yolanda Díaz se harta de repetirnos el termino «esto va de» para sacarnos de nuestra ignorancia en cualquier materia.

No paran de llegar cargamentos de sales contra el sofoco a las sedes de Sumar y del Ministerio de Trabajo ante la «indignación» de la vicepresidenta segunda frente a la gravedad que supone el cerco de la corrupción al PSOE y al gobierno del que ella no se va ni con agua caliente, aun conocido el encarcelamiento del que fuera durante años hombre de la máxima confianza del presidente Sánchez. El pánico de Yolanda Díaz a encuestas que en un alarde de generosidad todavía conceden a Sumar grupo parlamentario es solo proporcional a la avidez con la que la todavía lideresa de esta «partida» se agarra al sillón del consejo de ministros, lo cual no le impide salir muy digna pidiendo explicaciones a Sánchez y al PSOE sobre la corrupción «esto va de respeto a los ciudadanos» no para de repetir mientras cuenta los apoyos para sacar adelante su última medalla y baza política desde le gobierno en forma de reducción de la jornada laboral.

Yolanda Díaz se harta de repetirnos el termino «esto va de» para sacarnos de nuestra ignorancia en cualquier materia, pero ocurre que en lo relativo a la gravedad de lo que está ocurriendo en los aledaños de nuestro poder político no acaba de explicarnos –por muchas convocatorias de seguimientos de pactos que promueva– de un lado, porque mantiene la coalición de gobierno con aquellos a los que pide no sabemos qué responsabilidades porque no las cuantifica (para mayor alborozo de Podemos) y de otro, porque mantiene la complicidad parlamentaria con otros grupos no precisamente entregados a la causa constitucional solo por mantener a un ejecutivo con respiración asistida y claro está, esgrimiendo aun el eterno «raca raca» de la amenaza de la «extrema derecha».

Dado que Sánchez no tiene intención dar un paso al lado, resulta que el parlamento es la única institución con capacidad para obligarle a hacerlo y cualquier excusa para no dar el paso de enhebrar una moción de censura con compromiso de posteriores elecciones, sencillamente hace cómplices y responsables a muchos grupos parlamentarios de mantener la asfixiante situación actual. La moción de censura es una opción –diríamos que hoy por hoy es la opción– pero para ello deben salir las cuentas y resulta que quienes ostentan la soberanía nacional no parecen muy dispuestos a dar la palabra al pueblo, incluida Yolanda ya saben, muy «indignada» ella.