Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: Sin alarma y sin Estado

Sánchez que es gente del mar, funciona como esos tipos que ve por la mañana el viento que hace y en función de lo que sople, hace su día

Han enterrado esta mañana a Pepe Caballero Bonald y las palmeras de Jerez de la Frontera ya parecen cipreses de un camposanto de Castilla. Dijo el poeta que somos el tiempo que nos queda y yo creo que vamos a un futuro hecho de recuerdos apremiantes. ¡Qué pasado nos espera!

El sábado a las doce de la noche dieron las doce de la mañana del seis de julio. Barcelona era, de pronto, San Fermín. Los zagales salieron a torear los coches y la cepa brasileña. Se levantó el estado de alarma y el Estado en general. Sánchez que es gente del mar, funciona como esos tipos que ve por la mañana el viento que hace y en función de lo que sople, hace su día. Cuando yo vivía en una azotea de Cádiz puse una veleta en la ventana y si soplaba Levante, ponía la lavadora porque era el único viento con el que en invierno se secaba la ropa.

Cuando había Poniente, la casa parecía un barco. Un día abrí el armario de las latas y había un pato. Digo que hace unos meses, el viento soplaba por cerrar y Sánchez cerró. Ahora el viento sopla por abrir y Sánchez abre. En los augures de las madrileñas, ha visto que la gente quería calle y les dará calle. No gobiernan los expertos: gobiernan las encuestas.

Los chavales no han entendido que se levantan las restricciones pero el virus, aún no. No han comprendido que las medidas terminan porque Sánchez no encuentra oportuno plantear una prórroga más y una votación en el Parlamento para la que no cuenta con una aritmética parlamentaria suficientemente sólida.

Dice el Gobierno que está claro que las regiones disponen de multitud de medidas que deben ser planteadas por petición -eso sí- de las Comunidades Autónomas, no ya el Consejo Interterritorial de Salud Pública, y que pueden ser refrendadas -¡o no!- por los tribunales superiores de justicia de cada comunidad con recurso posible al Tribunal Supremo que a buen seguro unificará criterios sobre si se ajusta la cosa a derecho aunque el virus siga ahí. Parece que los jóvenes no lo han entendido.

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