Política

El referente Ayuso

La líder madrileña se ha convertido en un referente nacional fruto, efectivamente, de su firmeza y entrega al servicio de los ciudadanos

El demoledor resultado de las pasadas elecciones ha zanjado cualquier duda sobre la presidencia del PP en Madrid. El propio secretario general, Teodoro García Egea, fue ayer muy contundente al señalar que si fuera afiliado «lógicamente mi total apoyo sería a Ayuso, que ha demostrado que trabajar con firmeza y trabajar por las personas es su santo y seña». Las bicefalias nunca son buenas y he defendido que el PP debe seguir en España la misma pauta de que el presidente de la comunidad lo sea también del partido. Cualquier alternativa sería un excéntrico error. Nadie entendería que cuando Casado sea presidente del Gobierno deje de serlo del PP para que otro militante asuma el cargo. Es la misma lógica que cabe aplicar en que el secretario general se siente en el consejo de ministros. Es algo que me explicó mi querido amigo Iñigo Cavero, catedrático de Derecho Constitucional, que me dirigió la tesis doctoral en Derecho, y que fue secretario general de UCD sin ser ministro. Las disfunciones que generaba esta situación demuestran que hay que aprender de los errores para no repetirlos. Fue tres veces ministro y falleció cuando era presidente del Consejo de Estado. Su gran trayectoria política, profesional y académica avalaba su criterio.

Es muy acertado que Casado haya zanjado una polémica artificial utilizando a su número dos y persona de máxima confianza, porque su prioridad debe ser consolidar la alternativa de gobierno e impedir que se pierda el tiempo en discusiones bizantinas. El reto ahora son los dos próximos años en los que ha de preparar el partido para asumir el gobierno después de las elecciones generales. Ayuso es uno de los grandes valores que tiene el PP, junto a otras figuras como Feijóo, Mañueco, Moreno o Miras, por citar a los presidentes autonómicos. La líder madrileña se ha convertido en un referente nacional fruto, efectivamente, de su firmeza y entrega al servicio de los ciudadanos. Es lo que se espera de un político comprometido y con valores. Esta recuperación del orgullo de pertenecer y votar al PP es una gran oportunidad en una España que está inmersa en una grave e imprevisible crisis provocada por la pandemia, pero también para afrontar la institucional que comporta el desafío del independentismo que quiere destruir nuestro país.