Impuestos

RTVE contra Netflix

El resultado final no puede ser más descorazonador: se castigará a los ciudadanos por ver lo que quieren ver para subvencionar aquello que no quieren ver

RTVE no se financia ni por suscripción de sus espectadores (como Netflix o HBO), ni esencialmente por publicidad que visualiza su audiencia (como Antena 3 o La Sexta), ni siquiera por aportaciones voluntarias de aquéllos que disfrutan con su programación. No, RTVE se financia a través de impuestos: unos 500 millones de euros que son aportados anualmente por los Presupuestos Generales del Estado (y que, por tanto, salen del IRPF, del IVA o de los Impuestos Especiales que soportan los ciudadanos) y otros 600 millones de euros a través de impuestos específicos sobre algunos operadores de mercado. Así, las televisiones en abierto han de aportar el 3% de sus ingresos a RTVE; las televisiones de pago, el 1,5%; y finalmente, las telecos, el 0,9% por el uso del espacio radioeléctrico. Nótese que el método de financiación es bastante perverso: no sólo porque resulte obligatorio (como todo tributo), sino también porque son los competidores de RTVE los que posibilitan su existencia y, por tanto, los que financian a aquél que puede robarles la audiencia (cosa que, en todo caso, sucede cada vez en menor medida). Desde hace años, las empresas de telecomunicaciones habían planteado, además, una queja que no dejaba de tener cierto fundamento: ellas estaban contribuyendo dos veces al sostenimiento de RTVE; una, por usar el espacio radioeléctrico (0,9%); otra, por ofrecer servicios de televisión de pago (1,5%). Pues bien, a partir de ahora, y en medio de la fuerte inversión que requerirá el despliegue de las redes 5G, el Ejecutivo ha optado por eximir a las telecos del abono del 1,5% de los ingresos sobre sus televisiones de pago. Todo lo cual, claro, genera un agujero en los presupuestos de RTVE. ¿Cómo piensa cubrirse ese déficit de financiación? ¿Recortando los gastos del ente público hasta equipararlos al nivel de otras cadenas de televisión más exitosas como Telecinco o Antena 3? No, creando un nuevo impuesto del 1,5% sobre los ingresos de las plataformas digitales de Netflix, HBO o Disney+; impuesto que evidentemente será repercutido a sus suscriptores. El resultado final no puede ser más descorazonador: se castigará a los ciudadanos por ver lo que quieren ver para subvencionar aquello que no quieren ver.