Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: Cuando nos explotaba el corazón

En sus comienzos, Raffaella Carrá causaba sensación y escándalo porque enseñaba el ombligo, una licencia que tendría que volver a justificar en estos días

Notas del cinco de julio con la peculiaridad que se da de no ser mañana seis de julio sin chupinazo, sin pañuelico, sin vino sin jotas, sin amor y sin sanfermines. Arrastro los pies del verano por la Estafeta vacía. Va a hacer dos años que tengo guardados en el altillo el pañuelico, la faja y el corazón. Ya falta menos, eso dicen.

Habrá que hacerse en algún momento la pregunta de si es lo mismo vivir que estar vivos, sobre todo en este lunes asesino de paliza a Samuel y certificado de defunción de los años 80 en la necrológica Raffaella Carrá, diosa italiana, una mujer en el armario y gestillo como de cantar que para hacer bien el amor hay que venir al Sur.

El tiempo va y viene como si lo realizara Valerio Lazarov. En el nacimiento de la RAI, la Carrá causaba sensación y escándalo porque enseñaba el ombligo, una licencia que tendría que volver a justificar ahora que han vuelto aquellas puritanías con fuerza renovada. Cuántas explicaciones tendría que dar hoy con aquellas mismas letras en las que ligaba satisfacción sexual y geografía, si acaso estaría ahondando en el carácter libidinoso de la sureña. Sin duda tendría que aclarar de forma urgente si sus canciones ayudan a sostener el constructo del macho mediterráneo que ha llevado a subyugar a la mujer italiana y española, o si no representan una ofensa para los norteños y al cabo del tiempo terminarán oprimiendo a las personas que construyen un proyecto de vida en el que no dan importancia al sexo.

Cómo me gustaba el juego del ‘Si fuera’ de la Carrá. 1984 de mis infancias, los colaboradores de Carrá tenían que adivinar un personaje haciendo preguntas de ‘Si fuera’ algo que ella respondía. Si fuera un día sería lunes. Si fuera una fecha sería el 14 de marzo de 2020 y si fuera una sensación, sería la soledad. Si fuera una emoción, sería el miedo. Si fuera una calle sería la Calle Melancolía; si fuera una estación, sería el otoño.

Si fuera un electrodoméstico, sería una lavadora centrifugando a las cuatro de la mañana. Si fuera una locura sería los Presupuestos Generales del Estado con el apoyo de Esquerra Republicana. Si fuera una palabra prostituida, sería concordia. Si fuera un globo sonda sería Miquel Iceta de Vicepresidente primero del Gobierno y Carmen Calvo fuera de Moncloa. Si fuera un héroe de la nueva patria, sería Oriol Junqueras, si fuera un hombre de dirección de Estado, sería Arnaldo Otegui y si fuera una organización territorial, sería vaya usted a saber el qué. Si fuera una ola, sería la quinta. Ciao Rafaela Carrá. Cómo echo de menos aquellos días en que me explotaba el corazón, ahora que ya solo nos explota la cabeza.

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