El Gobierno de Pedro Sánchez

Sin el Crucifijo y la Biblia

Todos los ministros y ministras prometieron su cargo ante el Rey tal y como establece la Constitución, y lo hicieron sólo ante la misma, ya que al parecer ya no existen ni el Crucifijo ni la Biblia que tradicionalmente la acompañaban en la mesa para que se pudiera elegir entre jurar ante ellos o prometer ante la Carta Magna. Ahora lo que se estila con Sánchez es el rabioso laicismo, netamente anticonstitucional, ya que nuestro Estado está definido como «aconfesional», a diferencia de otros países —democráticos, por cierto—, que son confesionales, como Grecia, Dinamarca y el mismo Reino Unido, con la Reina como cabeza de la Iglesia anglicana, nada menos.

Pero lo que se pretende imponer no es el modelo constitucional del artículo 16, sino un Estado laico, y más concretamente laicista y anticatólico, que quiere arrinconar a la Iglesia a la sacristía y a los católicos a las catacumbas. La jurisprudencia del mismo TC es prolija sobre ello, como para que no haya dudas al respecto.

Además, como el lenguaje inclusivo también es sanchista, en la promesa  han bautizado al Consejo de Ministros añadiendo y sustituyendo su denominación oficial, con «y de Ministras». Todo muy feminista y rejuvenecido para que todo siga igual, con Sánchez al mando, eso sí.

Por cierto, visto lo visto, nos quedamos con la duda de, si para ser ministro/a con Sánchez, es preciso ser laicista y sólo prometer, o se puede querer jurar el cargo y hacerlo ante el Crucifijo, como procede. Dicho queda.